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"El activismo nunca ha sido fácil": Entrevista con Noam Chomsky
lunes, febrero 16, 2009

Panamá, 16.febrero.2009

Nueva York, 20 de septiembre de 2006. Hugo Chávez, presidente de Venezuela, se dirige a la Asamblea General de la ONU. A mitad de su discurso, Chávez saca un libro y lo muestra: “Creo que los primeros que deberían leer este libro son nuestros hermanos y hermanas en EEUU. La amenaza la tienen en casa”. El presidente venezolano sostenía un ejemplar de Hegemonía o supervivencia. La estrategia imperialista de EEUU. Su autor: Noam Chomsky. Dos días después, el libro había pasado del puesto 160,772 al número 1 de los libros más vendidos en Amazon.

A pesar de que Chomsky dijo después que “no le gustaba” la retórica de Chávez, “como la de ningún político”, esta anécdota explica mejor que nada su enorme influencia en los círculos progresistas y de izquierda a nivel mundial. Desde hace 50 años, este profesor del Massachussetts Institute of Technology (MIT) —considerado el padre de la lingüística moderna— se ha dedicado, paralelamente a su trabajo académico, a un activismo político que lo ha convertido en uno de los intelectuales más citados del mundo. Este activismo lo ha llevado a analizar —desde su socialismo ‘libertario’ o anarquismo, opuesto al socialismo ‘autoritario’, y que él considera “la extensión natural del liberalismo clásico en la era de la sociedad industrial avanzada”— todos los grandes acontecimientos internacionales, desde la Guerra de Vietnam hasta la operación ‘Plomo Fundido’, pasando por la caída del Muro de Berlín y el 11 de septiembre.

En esta entrevista —que duró exactamente 20 minutos—, Noam Chomsky conversa acerca de las posibles consecuencias sociales y geopolíticas de la crisis económica actual, los riesgos de un fracaso en la administración Obama, la guerra de Afganistán y el conflicto Israel-Palestina.

Aquí les dejo la versión sin editar de mi conversación con el prof. Chomsky. Sobra decir que me siento la persona más afortunada del mundo por haber hablado con él, y espero volver a entrevistarlo de nuevo alguna vez. Espero también que quien lea esta entrevista disfrute tanto como lo hice yo conversando con una de las mentes más grandes --por no decir la más grande-- que he conocido. Con ustedes, Noam Chomsky.

Estamos viendo protestas y huelgas por toda Europa, algunas incluso con componentes xenófobos. ¿Puede la actual crisis aumentar las tensiones étnicas y sociales al punto de desencadenar una guerra?

Bueno, la crisis económica es muy severa, nadie sabe cuan severa será, y sigue empeorando. Muchísimas personas han dicho que es igual o peor que la Gran Depresión, pero lo cierto es que nadie lo sabe realmente, está totalmente descontrolada y nadie tiene claro como solucionarla. Ahora, cuando se tiene una crisis tan seria de seguro que pueden salir a flote toda clase de consecuencias impredecibles y usualmente peligrosas, como el nazismo, que salió de una gran crisis económica que golpeó muy duro a Alemania y al mundo.

Una crisis en ese mismo periodo trajo como consecuencia el fascismo japonés y su expansionismo. Lo que pasó fue que Gran Bretaña no pudo competir con la manufactura japonesa, así que básicamente cerró el Imperio. Abandonó cualquier noción de libre comercio, y cortó sus relaciones comerciales con Japón. Estados Unidos, con su sistema imperial más reducido, hizo lo mismo; Holanda y otros hicieron lo mismo, y esto llevó a una crisis en la que Japón trató de superar mediante guerras y conquistas, específicamente en la Segunda Guerra Mundial. Así que, sí, puede ser muy seria. Yo mismo recuerdo que de niño, en la ciudad en la que crecí (Filadelfia), que la Depresión provocó una severa crisis al punto que hubo que poner un toque de queda a las 7 p.m.

¿Cree que el llamada 'Occidente' se ha vuelto un caldo de cultivo ideal para el totalitarismo?

El totalitarismo ha aparecido por todos lados. Lo que llamamos 'Occidente' –Estados Unidos, Europa, Australia...no es un término geográfico—ha desarrollado, a lo largo de los años, algunas formas de estructuras democráticas limitadas que podrían impedir el desarrollo del totalitarismo, pero quizás no.

Sólo tomemos nuevamente el ejemplo de Alemania: en los años 20, Alemania era el pico absoluto de la civilización occidental, en las ciencias, las artes, en el funcionamiento de su democracia... era literalmente el pico. Y años después, estaba al borde del sistema más totalitario y depravado que el mundo jamás ha visto. Así que fue como un descenso a la barbarie... sí, definitivamente puede pasar.

¿Cuáles serían las consecuencias de un fracaso en la administración Obama en Estados Unidos? ¿Podría suponer el ascenso de la derecha religiosa o, por el contrario, el nacimiento de una fuerza real de izquierda?

No podemos estar seguros, pero ciertamente es peligroso. Si la administración Obama es incapaz de lidiar con la crisis financiera actual –que es severa--, y la crisis manufacturera –que es igual de severa—y los demás problemas económicos que asoman en el panorama... si es incapaz de lidiar con estas cosas, si es incapaz de manejar los problemas globales, podría haber un retroceso o una reacción, y podría venir en tan poco tiempo como el que resta hasta las elecciones del Congreso en dos años. Y una forma que está reacción podría tomar es un ascenso derechista que recuerde a la Alemania Nazi.

Si quieres tener algún sentido de esto, deberías escuchar los programas de radio en Estados Unidos. Gente como Rush Limbaugh tienen un público inmenso. Yo suelo escucharlos mientras conduzco porque me parece intrigante desde un punto de vista sociológico y político. El público al que esta gente está llegando es similar en muchas maneras al público al que llegaban los propagandistas nazis. Son personas que tienen motivos de queja reales, han trabajado duro toda su vida, han sido seriamente perjudicados, no saben por quien o por qué, y Rush Limbaugh tiene una respuesta para ellos. La respuesta es “ustedes han sido perjudicados por los liberales ricos demócratas que manejan Wall Street y manejan el gobierno y los medios. Y a ellos no les importa para nada con ustedes, solo les importan los inmigrantes ilegales y les dan todo a ellos. Y NOSOTROS, sabes, NOSOTROS, los estadounidenses trabajadores, blancos, temerosos de dios, estamos siendo destruidos por estos neomarxistas que nos quitan todo por lo que hemos trabajado”. Y ese mensaje, que está siendo taladrado a la mente de las personas y que ellos se creen –las encuestas lo dicen— tiene cierto poder, cierta validez. Por supuesto que totalmente absurdo, pero internamente tiene cierta validez. Y realmente le proporciona una clase de respuesta a las serias quejas como “¿porqué sufrimos? He trabajado toda mi vida, ¿qué me está pasando a mi y mi familia?” Eso es muy parecido a la Alemania pre-Hitler, a finales de los años 20 y principios de los 30, y sin duda podría convertirse en la base masiva para un ascenso totalitario. Está incluso al borde del sistema político, solo observa los mítines de Sarah Palin, tenían ciertamente el 'feel' de los primeros mítines nazis.

No estoy diciendo que estamos al borde de la Alemania nazi, pero esto puede tomar muchas formas, no tiene necesariamente que ser Hitler, ni el Holocausto, ni la conquista mundial. Puede tomar otras formas, pero no es imposible. Y, de hecho, si volvemos a los años 30 y principios de los 40, hubo trabajos muy valiosos y serios por parte de grandes economistas políticos, gente como Robert A. Brady (1901-1963), al que no se recuerda mucho ahora, pero que reconocieron en su momento que había un fenómeno general alrededor del mundo que era esencialmente fascista, con diferentes formas en diferentes países. Y no estaba equivocado, y esas estructuras y miedos permanecen ahí, y podrían llevar a una reacción ultranacionalista, racista y agresiva.

Pero, también podría resultar en un movimiento de izquierda, es bastante posible, como en Estados Unidos en la Gran Depresión. Una de las cosas que hizo la Depresión fue revivir el movimiento laboral, que había sido virtualmente destruído en los años veinte por la violencia estatal y presión de las compañías. Pero lo revivió, y fue muy significativo, y proporcionó las bases masivas que permitieron la legislación progresista de Roosevelt. Eso podría pasar también, pero no hay muchos indicadores que lo sugieran.

Afganistán es conocido como 'La tumba de los imperios', y muchos empiezan a sugerir que podría convertirse en el Vietnam de Obama. ¿Está de acuerdo?

Podría ser, si prosigue con las políticas que tiene actualmente. Obama está, de hecho, escalando el componente militar de la invasión. Y si eso continua podría ser arrastrado a un conflicto realmente amargo no solo en Afganistán sino también en Pakistán, y eso es realmente serio. Afganistán es más o menos como Irak, pero Pakistán tiene un elemento radical islamista muy fuerte, que fue nutrido por Ronald Reagan. Uno de los muchos crímenes de Reagan fue el haber ayudado a convertir Pakistán en una dictadura brutal con un elemento islámico radical substancial, pero no dominante, el elemento que él patrocinó. Y encima, Pakistán tiene armas nucleares. Así que ya estamos hablando casi de destrucción global. Eso podría ser el resultado de proseguir la opción militar en Afganistán y Pakistán.

Por otro lado, debemos recordar que uno de los primeros actos de la administración Obama fue el bombardeo de objetivos civiles tanto en Afganistán como Pakistán, en contra de las peticiones de ambos gobiernos. El primer mensaje de Karzai, el presidente afgano, a Obama fue “por favor, no sigas bombardeando civiles”, y fue lo primero que hizo. También hay –aunque no se discute mucho—un significativo movimiento pacifista en Afganistán, organizado en muchas zonas del país, que reclama una reducción o un fin al conflicto militar y el avance de las negociaciones, la diplomacia, la reconstrucción y el desarrollo. Es muy difícil hacer encuestas en Afganistán por razones obvias, pero hay algunas, y basicamente sugieren que eso es lo que la población quiere. Así que muestran que quizás el 75% de los encuestados reclaman negociaciones con el Talibán quienes, después de todo, son afganos, y parte de la sociedad afgana.

Debo decir también que hay otros temas en el tapete que no son discutidos para nada, pero son muy reales. Afganistán por sí misma, no es valorada por Occidente por sus recursos, pero sí lo es por su posición estratégica. Eso incluye, de manera crucial, sitios para oleoductos. Existe desde hace mucho tiempo un plan para un oleoducto que iría de Asia Central a la India, a través de Afganistán y Pakistán. Se llama el oleoducto TAPI, Turkmenistán, Afganistán, Pakistán e India, y pasaría a través del sur de Afganistán, la zona más conflictiva. La idea de este oleoducto es romper las conexiones entre la India e Irán.

Estados Unidos ha hecho un esfuerzo descomunal para tratar de aislar a Irán –apoya acciones terroristas dentro de Irán, intenta socavar al Gobierno, etc... se puede cuestionar si estas cosas están bien o mal, pero están sucediendo, sin lugar a dudas--, y una de las principales preocupaciones es que la India e Irán establezcan relaciones fuertes, lo que sería algo completamente natural. Por un lado India tiene necesidades energéticas que Irán está en perfectas condiciones de satisfacer, y un oleoducto de Irán a India, a través de Pakistán sería una respuesta natural a eso. Una de las razones por las cuales EEUU hizo una excepción al Tratado de No Proliferación Nuclear (NPT) y firmó acuerdos nucleares con India es precisamente para evitar esto. Pero un esfuerzo más serio es sin duda el oleoducto TAPI, el cual requiere pacificar Afganistán. Todas estas cosas están en el contexto, y son cosas bastantes serias.

Y hay mucho más, Afganistán tiene una posición estratégica, entre Irán y Pakistán, etc. Así que se puede entender porqué Obama quiere militarizar aún más la guerra, pero creo que es una estrategia extremadamente peligrosa que puede llevar a un verdadero desastre.

¿Qué se puede esperar de Richard Holbrooke en la región?

Bueno, Holbrooke tiene su historial. El fue negociador, durante los años de Carter fue asistente de Secretario de Estado, y estuvo muy involucrado en negociaciones con Indonesia, apoyando fuertemente la invasión indonesia a Timor Oriental, lo que supuso un genocidio en el que murió la cuarta parte de la población con apoyo estadounidense desde 1975 hasta 1999, cuando Clinton finalmente retiró el apoyo, y Holbrooke jugó un papel crítico en llevarlo a cabo.

Al final de la guerra de los Balcanes, cuando las cosas se habían mas o menos estabilizado militarmente entre los serbios y los bosnios, Holbrooke llegó e instituyó un compromiso que, entre otras cosas, apoyó una enorme limpieza étnica por parte del ejército croata que desplazó a cientos de miles de serbios, pero sí logró un acuerdo, no muy bueno, porque se rompió después, pero fue un acuerdo.

Podemos esperar de él que trate de llevar a cabo negociaciones dentro del marco de la política estatal, independientemente de cuestiones como derechos humanos, o justicia, o paz, o cualquier otra observación externa.

Hablemos del otro enviado, George Mitchell. ¿De qué manera puede servirle su experiencia en Irlanda del Norte para el conflicto Israel Palestina?

Es una gran pregunta, y tiene una respuesta muy simple que ha sido suprimida al 100%. Esto supone un indicador interesante de la disciplina y adoctrinamiento de las clases educadas occidentales.

El logro más importante de Mitchell fue haber liderado el camino hacia un arreglo negociado en el conflicto de Irlanda del Norte. Pero, ¿como lo hizo? Hasta ese momento, el terrorismo del IRA, del Norte de Irlanda, era muy significativo, e Inglaterra reaccionaba a él usando más violencia. Bueno, al momento que Mitchell entró en la escena, Inglaterra había más o menos reconocido que esa no era la manera de lidiar con el terrorismo del IRA. La manera de hacerlo era prestarle atención a los problemas que enfrentaba la comunidad católica en Irlanda del Norte, que eran la causa del terrorismo, y esos problemas y dificultades eran muy reales. Así que comenzaron a moverse en esa dirección, y Mitchell ayudó a implementar el acuerdo. Y funcionó. Inglaterra dejó de reaccionar con violencia al terrorismo, y empezó a prestar atención a los problemas, y el terrorismo del IRA declinó, de hecho terminó. Irlanda del Norte no es un paraíso en la actualidad, pero es radicalmente distinto de lo que era hace unos 15 años. Así que sí, aquello fue un éxito, y una lección para el conflicto Israel-Palestina, una muy simple.

Ahora hay terrorismo palestino en la forma de los cohetes de Hamas. Israel reacciona con mas violencia, con extrema violencia, y no tiene ningún derecho de hacerlo. Es casi que universalmente aceptado en Occidente que Israel tiene derecho a defenderse de estos cohetes. Por supuesto, pero no tiene derecho a hacerlo por la fuerza; no más de lo que tenía Inglaterra de defenderse por la fuerza en Irlanda del Norte. Porque esa es la manera fácil de defenderse: hay que terminar las acciones que están instigando la respuesta terrorista.

Israel ha impuesto un brutal asedio sobre Gaza. Un asedio es un acto de guerra. Israel, entre todos los países, insiste en esto, de hecho fue dos veces a la guerra –en 1956 (crisis de Suez) y 1967 (Guerra de los Seis Días)-- en parte porque su acceso al mundo exterior se vio levemente bloqueado, nada comparable a un asedio. Así que un asedio es un acto de guerra, es muy dañino para Gaza. Y encima Israel continúa llevando a cabo actos de violencia dentro de Gaza.

Pero más significativamente, Israel lleva a cabo actos criminales en la otra mitad de Palestina. Gaza y Cisjordania son una unidad. Los asentamientos, el desarrollo de infraestructura, los puestos de control que atraviesan las comunidades palestinas... todos son actos criminales. Israel incluso lo reconoce y sabe que, desde 1967, todos estos actos son grandes violaciones de las Convenciones de Ginebra, lo que significa que son actos criminales, y ratificados por la Corte Internacional de Justicia. Pero sigue haciéndolos, y tiene suficiente control militar sobre Cisjordania para que no haya ninguna resistencia significativa. Pero no tiene derecho a cometer estos actos, y si deja de cometerlos, y acepta, por primera vez, un alto al fuego en Gaza –lo que significa levantar el asedio--, que nunca ha hecho, entonces los cohetes pararán también.

Entonces, esa es la lección del éxito de Mitchell en Irlanda del Norte, pero nadie hablará acerca de eso. Y el motivo es que EEUU apoya los actos criminales israelíes, y Occidente más o menos sigue esta línea. Puede que no les guste, pero siempre siguen a EEUU, especialmente las élites europeas. Y los intelectuales occidentales están demasiado indoctrinados para ver nada de esto. Es dramático que Mitchell haya sido nombrado y la principal lección de su éxito sea completamente bloqueada de la discusión. Y el motivo es que esto minaría la política estadounidense de apoyo a los actos criminales israelíes. Es un ejemplo sobrecogedor de la subordinación al poder estatal por parte de las clases educadas y de los medios, por supuesto.

¿Porqué el anarquismo es tan ignorado entre el común de las personas, y que me recomendaría hacer para darlo a conocer?

No estoy tan seguro de que sea ignorado por las personas, sino más bien difamado. Si uno dice la palabra 'anarquista', la gente lo identifica inmediatamente con bombas o violencia. Pero eso es pura propaganda. El anarquismo sufre una fuerte oposición por parte de los sectores poderosos y privilegiados por razones obvias: acabaría con ellos. Dado que estos sectores controlan los medios, el sistema de indoctrinación, educación, etc, han construido exitosamente una imagen del anarquismo que asusta el público en general. Pero las ideas del socialismo libertario son muy cercanas a la gente. Digamos, las ideas de auto-organización de las comunidades, descentralización, el automanejo de los fábricas y sitios de trabajo, el luchar contra las estructuras de poder acumulado y opresión... todas estas cosas están bastante cerca de la gente, y bastante presentes en sus mentes.

Lo que un activista serio haría es tratar de mostrar estas cosas, tratar de sabotear la propaganda masiva cuyo objetivo es impedir que la gente perciba estas cosas. Es un trabajo muy difiícil, por supuesto, pero el activismo nunca ha sido fácil.

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Esta entrevista fue reproducida en el número 41 de La Hojarasca - Alianza de escritores y periodistas.

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posted by RicAngel @ 01:49   0 comments
Obama y el Medio Oriente: Más Hussein, menos Barack
martes, febrero 03, 2009

Panamá, 28.enero.2009


Barack Hussein, el de los nombres árabes, decidió dar su primera entrevista como presidente a la televisora Al-Arabiya, basada en Dubai. El 20 de enero, además, tuvo la delicadeza de mencionar en su discurso inaugural a los musulmanes dentro de los grupos que conformaban la sociedad norteamericana --incluso por delante de los judíos-- y de tenderle una mano amistosa al “mundo musulmán”. Hilando más fino, muchos medios han subrayado el hecho de que el presidente llamó por teléfono a Abu Mazen (Abbás) antes que a Ehud Olmert. El mundo especula con la posición que tomará Obama con respecto a la que sin duda es la región mas fascinante del mundo, la que levanta pasiones, la que devora líderes y buenas intenciones: el Medio Oriente.

Obama sabe, sin lugar a dudas, que en Oriente Medio le espera el premio mayor, ese que nadie antes que él ha podido conquistar, ese que ha visto entrar y salir a cuanto presidente y mediador se nos ocurra para verlos a todos salir escaldados, con el rabo entre las piernas. Sabe perfectamente que si hay alguien que puede contribuir decisivamente a la paz es él. Y no sólo eso: el mundo entero espera que lo haga. Para lograrlo, Barack Hussein va a tener que llevar a cabo una serie de cambios, que en su gran mayoría están relacionados con la hipócrita política que Estados Unidos ha llevado a cabo en las últimas décadas en la región. De su atrevimiento o cobardía para llevarlos a cabo dependerán dramáticamente la imagen de su país, las esperanzas de paz y, por ende, el destino de la región más conflictiva del mundo.

El primer tema sobre la mesa de Obama debe ser, por fuerza, el apoyo masivo e incondicional de Estados Unidos hacia Israel y sus acciones en la región, una política cuyos resultados hablan por sí solos. Mientras Washington siga apoyando ciegamente las guerras israelíes de “autodefensa” --sea en Líbano, Gaza, o en cualquier lugar--, proporcionándole billones de dólares anualmente en armas y patrocinando la ocupación ilegal de los territorios palestinos, Estados Unidos seguirá siendo visto como un gran fraude para el resto de países de la región y una fuente inagotable de odio y resentimiento. Hasta ahora no ha habido señales claras del lado de Obama de que la “relación especial” que ambos países tienen vaya a cambiar (las palabras 'Gaza', 'palestina' e 'Israel' estuvieron notoriamente ausentes de su discurso inaugural y días más tarde hizo una vaga referencia al 'sufrimiento palestino'), pero algo sabrán en Jerusalén cuando rompieron la tregua con Hamas el día de las elecciones estadounidenses y llevaron a cabo una masacre en Gaza pocas semanas antes de asumir el poder en EEUU alguien que había mostrado indicios de querer incluir a los islamistas en las conversaciones de paz.

Un hipotético giro radical en la relación EEUU-Israel traería otros beneficios. Se vea como se vea, la alianza con Israel es quizás las única de todas cuantas tiene EEUU que no le beneficia en absoluto. Israel inclusive ha atacado barcos estadounidenses, como en el incidente del USS Liberty en plena guerra de los Seis Días (1967), en el que murieron 34 marinos y 173 resultaron heridos, que a la postre ha resultado ser el único incidente significativo de la historia naval norteamericana que no ha sido investigado por el Congreso. Más aún, el apoyo incondicional a Israel no refleja el absoluto el sentir del pueblo norteamericano. En julio, una encuesta de la Universidad de Maryland arrojó que el 71% de los americanos desean que su Gobierno se mantenga neutral en el conflicto palestino-israelí. Por si fuera poco, en enero de 2009 un estudio de Rasmussen halló que los estadounidenses estaban “muy divididos en cuanto a la ofensiva militar sobre Gaza” (41% contra 44%, con 15% de indecisos). Sin embargo, el Congreso estadounidense aprobó de manera casi unánime una resolución de apoyo a Israel: de 435 miembros (100 senadores y 335 representantes), solamente 5 (representantes) votaron en contra de la resolución y 20 se abstuvieron. Ni siquiera en asuntos puramente americanos como la Guerra de Irak (donde 22 senadores y 133 representantes votaron en contra) se ha visto una situación tan compleja y controversial que, sin embargo, produzca tal unanimidad.

Por otro lado, ambos países parecen condenados a colisionar. Recientemente, y como parte de su campaña electoral, Tzipi Livni advertía de que “un Israel gobernado por Netanyahu está destinado a chocar con Estados Unidos”. Tanto Livni como Ehud Barak –candidatos del centro y la 'izquierda' israelí-- están aprendiendo por las malas la antigua lección de que las guerras siempre benefician a la derecha. El Israel de hoy se inclina preocupantemente en esa dirección, cuyos políticos hablan igualmente el lenguaje de las bombas pero con más sinceridad. 'Bibi' Netanhayu, el líder del Likud que enterró los acuerdos de Oslo, y favorito en las encuestas, advirtió hace poco que no va a impedir el crecimiento de los asentamientos ilegales en Cisjordania, considerados el mayor obstáculo en el proceso de paz. Otro fenómeno curioso es la creciente popularidad de Avigdor Lieberman, diputado del partido de ultra-derecha Yisrael Beytenu, y un personaje que sería considerado fascista en cualquier lugar menos en Israel. Si Obama se atreve a obligar a Israel a aceptar el consenso mundial –Iniciativa Árabe de Paz más acuerdo en el tema de los refugiados palestinos-- y sentarse a la mesa de negociaciones con Hamas y Fatah, el conflicto podrá ser resuelto. Por supuesto, ello obligaría a desmantelar los asentamientos en Cisjordania (donde viven medio millón de judíos, algunos verdaderos extremistas) y que Israel reconociera a Hamas (algo que Hamas ha repetido en varias ocasiones estar dispuesto a hacer si Israel se retira a las fronteras del 67), precios que, hoy por hoy, --y mucho menos con personajes como Netanyahu o Lieberman en el poder-- Israel no está dispuesto a pagar.

Otro de los grandes obstáculos para el éxito medio-oriental de Obama es el apoyo de su país a regímenes totalitarios y corruptos como Egipto, Arabia Saudita y Jordania, por solo mencionar algunos. Esta política representa mejor que nada la doble moral que los árabes hallan tan detestable de los norteamericanos: mientras predican democracia, libertad y demás, no sólo apoyan a personajes como Hosni Mubarak o los monarcas saudíes, sino que irrespetan las únicas elecciones libres que ha habido en la región –Palestina 2006—, declaran “terrorista” al grupo que las ganó e insisten en declarar a Mahmoud Abbas como líder de los palestinos, cuando no solamente el y su partido Al Fatah (o lo que queda de él) son inmensamente impopulares y despreciados, sino que desde el 9 de enero su mandato está expirado, y se sostiene gracias a una extensión unilateral de un año.

Fuera del mundo árabe, Obama tendrá que lidiar con Irán. Quitando a Israel, existe un considerable consenso a nivel mundial de que ambos países deben dejar de ignorarse mutuamente y sentarse a dialogar. Las malas relaciones con el país de los ayatolás son herencia de la administración Carter (más que nada del malévolo Zbigniew Brezinski), --que no quiso establecer relaciones con el Ayatola Jomeini--, y mirando en retrospectiva quizás constituyan el error más grave del ex presidente demócrata, error que ha sido consolidado por todos sus sucesores, especialmente luego de la crisis de los rehenes de 1979-81. Obama no tiene porqué seguir esta fallida política. La apertura a Teherán traería beneficios inmediatos tanto en el propio Irán –el debilitamiento de populistas como Ahmadinejad, del clero en general, y el fortalecimiento de reformistas como el ex presidente Khatami—como en la región: Irak, Afganistán y --sin lugar a dudas-- Siria, Líbano y Palestina. Nixon fue a China, Reagan a Moscú, ¿sería mucho pedir ver a Obama en Teherán?

Por último, pero no menos importante, Barack Hussein tendrá que renunciar por completo a la otra herencia nefasta de Carter: la doctrina que lleva su nombre, y que establece el compromiso norteamericano de usar la fuerza si fuera necesario para acceder a los recursos petrolíferos del Golfo Pérsico. Esta doctrina ha supuesto el involucramiento de EEUU en tres grandes conflictos –la guerra Irán-Irak de los 80s (aquellos tiempos en los que Saddam era un gran aliado de EEUU) y ambas invasiones a Irak-- con la consiguiente muerte de millones de personas, la humillación de otros tantos y las semillas de un odio visceral hacia Estados Unidos en la región. Obama ha dejado claro tanto en su campaña como en sus primeros días como presidente que va a retirar las tropas de Irak y va a intentar minimizar la dependencia estadounidense del petróleo del Golfo (y en general), dos medidas que sin duda ayudarán muchísimo a distanciarse de la doctrina Carter.

Más allá de otros temas, como la extrema pobreza, el analfabetismo y la siempre presente tensión entre sunitas y chiíes, si Obama logra llevar a cabo estos cambios tiene grandes posibilidades de lograr algo importante en la región. Al fin y al cabo, lo que se quiere es una administración con un poquito de profundidad mental, que esté a la altura de los tiempos, y que se aleje de la actitud “bueno-malo” que caracterizó la era Bush. Lo que se necesita es un Obama que mientras reivindique el derecho de Israel a existir, también lo haga del de los palestinos; que respete los líderes escogidos democráticamente, no sólo cuando le conviene; que cuando condene los ataques con cohetes Qassam sobre el sur de Israel también condene el bloqueo a Gaza (acto de guerra según las Convenciones de Ginebra) y la ocupación de los territorios palestinos; que cuando hable de democracia y libertad no tenga al lado a los Mubaraks y demás dictadores pro-occidente de la región; que reconozca a la Hizbolá libanesa como un movimiento de resistencia y parte esencial de la política de ese país; en fin, que tenga una complejidad mental que esté, de una vez por todas, a la altura de lo que se espera de un presidente de los Estados Unidos. En Medio Oriente, Obama tendrá que ser menos 'Barak' y más Hussein.

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posted by RicAngel @ 23:52   0 comments
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