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There is no Future - Bill Moyers
lunes, mayo 15, 2006

Con este post Beyond Electric Dreams inaugura su serie de ensayos traducidos. Y quería empezar con este gran ensayo que recién terminé de traducir ayer. Merece la pena leerlo, porque toca un tema de actualidad mundial. Revísenlo, y espero sus comentarios acerca del ensayo en sí y también acerca de la traducción.

No Hay Mañana
Bill Moyers
Publicado el 30 de Enero de 2005

Uno de los cambios más grandes en la política de mi tiempo es que el engaño ya no es marginal. Ha venido de los márgenes, a sentarse en el poder en la Oficina Oval y en el Congreso. Así, por primera vez en nuestra historia, la ideología y la teología mantienen un monopolio de poder en Washington.

La teología afirma enunciados que no se pueden comprobar; los ideólogos se aferran firmemente a cierta visión del mundo, a pesar de estar contradichos por lo que es aceptado generalmente como realidad. Cuando la teología y la ideología se aparean, su progenie no siempre es mala, pero siempre es ciega. He ahí el peligro: políticos y votantes, ambos inconscientes ante los hechos.

¿Recuerdan a James Watt, el primer secretario del Interior del Presidente Ronald Reagan? Bueno, mi revista ambiental online favorita, la siempre encantadora Grist, nos recordó recientemente de cómo James Watt dijo ante el Congreso de los Estados Unidos que la protección y conservación de los recursos naturales era algo sin importancia de cara al inminente regreso de Jesucristo. De hecho, en testimonio público, dijo lo siguiente: “después de que el último árbol sea talado, Cristo regresará.”

Las élites de Beltway se rieron. Las Corporaciones de Prensa no sabían de que hablaba. Pero James Watt hablaba en serio, al igual que sus compatriotas a lo largo y ancho de todo el país. Son las personas que creen que la Biblia es literalmente cierta—un tercio del electorado estadounidense, si es cierta la reciente encuesta de Gallup. En las pasadas elecciones varios millones de ciudadanos decentes fueron a las encuestas creyendo en el índice del éxtasis. (rapture index).

El índice del éxtasis. Búsquenlo en Google y encontrarán que los libros más vendidos en Estados Unidos actualmente son los 12 volúmenes de la serie “Left Behind” escrita por el fundamentalista cristiano y guerrero de la derecha religiosa Timothy LaHaye. Estos verdaderos creyentes se apuntan a una teología fantástica elaborada en el siglo XIX por un par de predicadores inmigrantes quienes tomaron pasajes dispares de la Biblia y los entretejieron con una narrativa que ha cautivado la imaginación de millones de estadounidenses.

Su esquema es tan sencillo como bizarro (el escritor inglés George Monbiot hizo recientemente un brillante análisis de él y le estoy agradecido por haberlo añadido a mi conocimiento): Una vez que Israel haya ocupado el resto de sus “territorios bíblicos”, las legiones del anticristo los atacarán, provocando una confrontación final en el valle del Armageddon.

Mientras los judíos que no se convirtieron son quemados, el Mesías regresará para el éxtasis. Los verdaderos creyentes serán elevados al Cielo, donde, sentados a la derecha de Dios, presenciarán como sus oponentes políticos y religiosos sufren plagas de furúnculos, llagas, langostas y ranas durante los años de tribulación que se avecinan.
No estoy inventando esto. Como Monbiot, he leído la literatura relacionada. He escrito sobre éstas personas, llegando a seguir a algunas de Texas a la Cisjordania. Son sinceros, serios y correctos al decirte que se sienten llamados a ayudar a traer el éxtasis como cumplimiento de las profecías bíblicas. Por eso se han declarado solidarios con Israel y las poblaciones judías y mostrado su apoyo con dinero y voluntarios. Es el porqué la invasión a Iraq para ellos es un acto de calentamiento, predicho en el Apocalipsis donde cuatro ángeles “que están encerrados en el Gran Río Éufrates serán liberados para asesinar a un tercio de la Humanidad.” Una guerra con el Islam en Medio Oriente no es algo temido, sino bienvenido—una conflagración esencial en el camino a la redención. La última vez que lo busqué en Google, el índice de éxtasis (rapture index) estaba en 144—solo un punto por debajo del umbral crítico en el que todo se desatará, el Hijo de Dios regresará, los justos entrarán en el Cielo y los pecadores serán condenados al fuego eterno del Infierno.

¿Qué implicaciones tiene esto para la política pública y el medio ambiente? En Grist encontrarán un excelente trabajo periodístico de Glenn Scherer—“El Camino Hacia el Apocalipsis Ambiental.” Léanlo y verán como millones de fundamentalistas cristianos creen que la destrucción medioambiental no sólo no debe ser evitada, sino bienvenida—incluso acelerada—como un signo del Apocalipsis venidero.

Como declara Grist, no estamos hablando de un puñado de legisladores marginales que sostienen o simpatizan con estas creencias. Cerca de la mitad del Congreso de los Estados Unidos antes de las recientes elecciones—231 legisladores en total y más desde las elecciones—están respaldados por la derecha religiosa.

Cuarenta y cinco senadores y 186 miembros del 108 Congreso recibieron aprobaciones de entre el 80 y el 100 por ciento de parte de los tres grupos de la derecha cristiana más influyentes del país. Entre ellos el Líder de la Mayoría del Senado Bill Frist, su asistente Mitch McConnell, el Senador Rick Santorum de Pennsylvania, Jon Kyl de Arizona, el Portavoz de la Casa Blanca Dennis Hastert y el Líder de la Mayoría de la Cámara Roy Blunt. El único demócrata en lograr 100 por ciento con la coalición cristiana fue el Senador Zell Miller de Georgia, quien recientemente citó el libro Bíblico Amós en el Senado: “Llegarán los días, dijo el Señor Dios, en los que enviaré escasez y hambre a la Tierra.” Dio la impresión de deleitarse con el pensamiento.

¿Y porqué no? Hay un electorado para ello. Una encuesta hecha en el 2002 por Time-CNN arrojó que el 59 por ciento de los estadounidenses creen que las profecías del Apocalipsis se van a cumplir. Cerca de una cuarta parte creen que la Biblia predijo los ataques del 11 de Septiembre. Conduzcan a través del país con su radio sintonizando una de las más de 1600 radioestaciones cristianas, o en el hotel enciendan uno de los 250 canales de televisión cristianos, y podrán escuchar este evangelio del final de los tiempos. Probablemente entonces entenderán como de esta gente bajo el encanto de profecías tan fuertes no se puede esperar, como apunta Grist, “que se preocupen por el medio ambiente. ¿Porqué preocuparse por la Tierra, sabiendo que las sequías, inundaciones, la escasez y la hambruna como consecuencia del colapso ecológico son signos del Apocalipsis anunciado en la Biblia? ¿Porqué preocuparse del cambio climático global sabiendo que tú y los tuyos serán rescatados en el éxtasis? ¿Y porqué preocuparse por convertir las fuentes de energía de combustible a solares o hidráulicas cuando el mismo Dios que realizó el milagro de los panes y los peces puede hacer aparecer un par de billones de barriles de crudo con sólo una palabra?”

Porque de hecho, éstas personas creen que hasta que Cristo regrese, Dios proveerá. Uno de sus libros de texto es un libro de Historia usado en escuelas secundarias, “America’s Providential History.” Allí encontrarán estas palabras: “El socialista y el secular tienen una visión y una mente de recursos limitados que les hace ver el mundo como un pastel…que debe ser cortado para que cada uno reciba su trozo.” Sin embargo, “El cristiano sabe que el potencial de Dios es ilimitado y que no existe falta de recursos en Su Mundo…mientras que los secularistas ven el mundo sobrepoblado, los cristianos saben que Dios hizo la Tierra lo suficientemente grande y con suficientes recursos para satisfacer al mundo entero.”

No es de extrañar que Karl Rove (el principal asesor de George W. Bush) ande por la Casa Blanca silbando aquel himno militante, “Onward Christian Soldiers.” Expulsó a millones de soldados de a pie el 2 de Noviembre, incluídos muchos de los que habían hecho del Apocalipsis una fuerza conductora poderosa en la política moderna norteamericana.


Es muy difícil para el periodista cubrir un tema como éste sin ninguna credibilidad, así que lo pondré a un nivel personal. Yo mismo no sé estar en este mundo sin esperanzas de un mejor futuro y levantarme todos los días a hacer lo que pueda para hacerlo realidad. Así que siempre he sido optimista. Ahora, sin embargo, pienso en un amigo de Wall Street al que una vez le pregunté: “¿Qué te parece el mercado?”,”Soy optimista”, me contestó. “¿Entonces porqué luces tan preocupado?”, y me contestó: “Porque no estoy seguro de que mi optimismo sea justificado.”

Yo tampoco lo estoy. Hubo un tiempo en el que estuve de acuerdo con Eric Chivian y el Centro para la Salud y el Medio Ambiente Global en que la gente empezaría a proteger la naturaleza cuando se dieran cuenta de su importancia para su salud y para la salud y las vidas de su hijos. Ahora, no estoy tan seguro. No es que no quiera creerlo—es que simplemente leo las noticias y uno los puntos.

Leo que el administrador de la U.S. Environmental Protection Agency (EPA) ha declarado que las elecciones son una gran responsabilidad para la política del Medio Ambiente del Presidente Bush. Esto se dice de una administración:

? Que quiere reescribir el Acta de Aire Limpio, el Acta de Agua Limpia y el Acta de las Especies en Peligro de Extinción, que protegen raras especies animales y vegetales y sus hábitats, así como el Acta Nacional de Política Medio-Ambiental, la cual requiere que el gobierno evalúe de antemano toda acción que pueda perjudicar los recursos naturales.

? Que quiere rebajar los límites de contaminación para ozono; eliminar las inspecciones de tubo de escape vehiculares, y suavizar los estándares de contaminación para automóviles, vehículos deportivos, grandes camiones y maquinaria pesada.

? Que quiere una nueva ley internacional revisada para permitir a las grandes corporaciones el reservarse cierta información sobre los problemas del medio ambiente y mantenerla en secreto al público.

? Que quiere retirar todos sus recientemente revisados convenios contra la contaminación, plantas de energía a base de carbón y debilitar los decretos de mutuo acuerdo alcanzados con las compañías de carbón.

? Que quiere abrir el Refugio Ártico [Nacional] de Vida Salvaje a la perforación y aumentar la perforación en el Litoral Nacional de Padre Island, el estrecho más largo de islas-barrera en el mundo, y el último gran recinto de fauna costera en América.

Leo las noticias esta semana y me entero cómo la Environmental Protection Agency (EPA) tenía planeado gastartse $9 millones --$2 de esos millones de sus amigos en el Consejo Americano de Química—para pagar a la familias pobres para que continúen usando pesticidas en sus hogares. Estos pesticidas se han relacionado con daños neurológicos en niños, pero en vez de ordenar un inmediato cese de su uso, el gobierno y la industria iban a ofrecerle $970 dólares a cada familia, así como una cámara de vídeo y ropa para niños, por servir de conejillos de indias para el estudio.

Leo estas cosas en todas las noticias.

Recién leí las noticias anoche y me enteré que los amigos de la Administración (EPA) en la International Policy Network, la cual es patrocinada por Exxon Mobil y otras compañías similares, han expedido un nuevo informe diciendo que el cambio climático es “un mito, y los niveles del mar tampoco están subiendo” y que los científicos que creían una catástrofe posible eran “una vergüenza”.

No sólo leo las noticias sino también la letra menuda de la reciente declaración de apropiaciones publicado por el Congreso, con sus oscuras (y obscenas) cláusulas adjuntas: una cláusula removiendo todas las protecciones a las especies en peligro por los pesticidas; prohibición verbal de una revisión judicial para un bosque en Oregon; una renuncia a una revisión medio ambiental de los permisos de pastoreo en tierras públicas; una cláusula hecha bajo la presión de los constructores para debilitar la protección de los hábitats cruciales en California.

Leo todo esto mientras miro las fotos en mi escritorio, al lado de la computadora—fotos de mis nietos. Veo al futuro mirarme desde esas fotos y le digo “Padre, pérdonanos, porque no sabemos lo que hacemos.” Y luego me interrumpe el pensamiento: “No es cierto. Sí sabemos lo que hacemos. Estamos robándoles su futuro. Traicionando su confianza. Despojándolos de su mundo.”

Me pregunto a mi mismo: ¿Porqué? ¿Es porque no nos importa? ¿Es porque somos avariciosos? ¿O porque hemos perdido nuestra capacidad de sentirnos ultrajados, nuestra habilidad de mantener la indignación ante la injusticia?

¿Qué le ha pasado a nuestra imaginación moral?

En el brezal Lear le pregunta a Gloucester: “¿Cómo ves el mundo?” Y Gloucester, que es ciego, le contesta: “Lo veo sensiblemente.”

Yo lo veo sensiblemente.

Las noticias en la actualidad no son buenas. Si les puedo decir, sin embargo, que como periodista sé que las noticias nunca son el final de una historia. Las noticias pueden ser la verdad que nos libere—no sólo para sentir sino para luchar por el futuro que queremos. Y la voluntad de luchar es el antídoto contra el desespero, la cura del cinismo, y la respuesta para esas caras que me miran desde las fotografías de mi escritorio. Lo que necesitamos es lo que los israelitas antiguos llamaban Hochma –la ciencia del corazón…la capacidad de ver, de sentir y luego actuar como si el futuro dependiera de ti.

Créanme, depende de nosotros.

Bill Moyers fue hasta hace poco el anfitrión del semanario de asuntos públicos “NOW with Bill Moyers”, que se emitía en PBS. Éste artículo una adaptación del aparecido originalmente en AlterNet. El texto se extrajo del discurso pronunciado por Moyers al recibir el Global Environmental Citizen Award (Premio al Ciudadano Global del Medio Ambiente) de parte del Center for Health and the Global Environment en la Escuela Médica de Harvard.
posted by RicAngel @ 22:20  
1 Comments:
  • At 17 junio, 2006 01:05, Anonymous Anónimo said…

    Hola Ricky. Voy a tomarme el tiempo de leer todo lo que has escrito, aunque eso me tomará varios días. Tus puntos de vista me parecen muy interesantes. Sobre la situación de los inmigrantes en los Estados Unidos, creo que esas personas no son más que "carne de cañón", víctimas de las políticas de su país de origen, primero, porque no se preocupa como debiera ser por sus problemas (salud, educación, etc.), a tal punto que están dispuestos a arriesgar sus vidas para ir a los Estados Unidos, país donde son explotados. La situación de los inmigrantes en los Estados Unidos es una extraña simbiosis, porque a pesar de lo anterior, ellos usufructuan el sistema de seguridad social hasta su límite, me parece. En fin, es demasiado complejo para tratarlo aquí.

     
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