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Rusia, Chechenia y el nuevo "Gran Juego"
lunes, abril 12, 2010

Amsterdam, 09.Abril.2010

Desde hace un par de semanas, el terror ha vuelto a Rusia. Los ataques del 29 de marzo en el metro de Moscú, sumados a las subsecuentes explosiones en Daguestán e Ingushetia han hecho saltar las alarmas en el coloso euroasiático. Atribuídos a separatistas chechenos, todos los atentados han seguido el mismo patrón: dos explosiones separadas por un intervalo de tiempo, llevadas a cabo por mujeres suicidas, o 'viudas negras'. Cuestionando la versión oficial, muchos se preguntan quién es el verdadero responsable. Las piezas del rompecabezas, puestas en su lugar, parecen sugerir un camino que va desde Moscú hasta el Hindu Kush, pasando por el Cáucaso Norte.

El dilema geopolítico ruso

“Rusia”, dijo Winston Churchill, “es un acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma”. Para empezar a entender el enigma, hay que mirar el mapa. El corazón de Rusia va desde Moscú hasta las regiones del sur del río Volga. Debido a la falta de accidentes geográficos, su defensa ha sido siempre complicada y, a través de su historia, Rusia ha sufrido invasión tras invasión, desde los mongoles hasta los alemanes. “Para Rusia, la mejor manera de protegerse ha sido manteniendo una gran distancia con respecto a las potencias a su alrededor. Siberia y Asia Central la protegen de China y Japón; el Cáucaso de Turquía; y Europa Central y Oriental de Alemania. Estas regiones son claves para la seguridad rusa”, explicó a La Estrella Lauren Goodrich, de la agencia global de inteligencia Stratfor. “Pero eso también significa la inclusión de territorios que no comparten la identidad e idiosincracia rusas. El Cáucaso es una de esas áreas, y siempre ha sido un dolor de cabeza para Moscú”.

Viudas negras: seña de identidad chechena

En este contexto, ante una Rusia subyugadora, los rebeldes chechenos responden con terrorismo. Y si hay algo que distingue el terrorismo checheno de otros es el uso de mujeres suicidas. En junio de 2000, dos mujeres chechenas, Khava Barayeva y Luiza Magomadova, se convirtieron en las primeras 'viudas negras' al estrellar un camión lleno de explosivos contra un edificio en Alkhan-Yurt, Chechenia. De esta manera inauguraron un fenómeno escalofriantemente efectivo: de los 10 ataques suicidas ocurridos en Moscú, ocho han sido protagonizados por 'viudas negras'.

Curiosamente, el islamismo radical –con el que identifica la nueva ola de separatistas chechenos—no es muy dado a utilizar mujeres mártires. Ayman al-Zawahiri, número dos de Al Qaeda, ha dicho que las mujeres no deberían unirse a la jihad. Su mujer, Oumayna, dijo en una carta que, de hacerlo, debía ser necesariamente para “asistir a un acompañante masculino”. Los chechenos parecen haber volteado la tortilla: los hombres fabrican, transportan y detonan los explosivos. Las 'viudas', drogadas y motivadas por la frustración y el dolor (todas han perdido a sus maridos y/o a su familia a manos de los rusos), se enfundan los chalecos. Los 'acompañantes masculinos', entonces, detonan la carga por control remoto. La desesperación, y no Alá, es lo que motivó a Dzhennet Abdurakhmanova, de 17 años, y Mariam Sharipova, de 28, las presuntas suicidas de Moscú. Ambas son sólo los últimos productos de una reserva inagotable de mujeres mártires.

¿Autoataque?

Precisamente fue una historia como ésta la que catapultó a Putin a la cima política en Rusia. En 1999, una brutal campaña de atentados propició el inicio la Segunda Guerra Chechena. El manejo de la misma por parte de Putin, entonces primer ministro en reemplazo de Sergei Stepashin, fue la clave para que un año después fuera elegido presidente de Rusia.

Vladimir Putin representa como nadie al político ruso por excelencia: fuerte, intimidante, viril y enérgico. Su lenguaje es crudo, y retumba en el subconsciente de unos rusos acostumbrados a los eslóganes soviéticos. Como hace 10 años, ésta semana prometió “sacar de las cloacas” a los responsables y “exterminar” a los terroristas. Precisamente por esto, algunos ya sospechan de él. Para Alix de la Grange, especialista en Chechenia, “Putin tiene hasta las elecciones de 2012 para volver a dar la imagen del hombre fuerte que salvará a los rusos del terrorismo. Los ataques pudieron haber sido planeados, o facilitados, por él mismo”. Por si fuera poco, las Olimpiadas de Invierno de 2014, que se celebrarán en la ciudad de Sochi, preocupantemente cercana a la región Caucásica (y la única ciudad rusa sin nieve en invierno), se han convertido en el proyecto personal de Putin. Los recientes atentados serían una excusa perfecta para aumentar la 'seguridad' (léase represión) en la región de cara a la cita deportiva.

Pero no todos coinciden, e incluso lo ven desde el extremo opuesto. “La teoría de los JJOO tiene sentido, pero creo que estos ataques hacen ver a Putin y al Servicio Federal de Seguridad bastante mal. Ambos declararon el final de la guerra en el Cáucaso hace un año y ahora han quedado como tontos”, apuntó Goodrich, analista de Stratfor. “Veo más factible que cualquier facción interesada en hacer ver mal a Putin sea responsable. En Moscú se habla de una creciente rivalidad entre Putin y Vladislav Surkov (jefe de personal adjunto del presidente Medvédev). Hay rumores de que, en 2012, Surkov apartará a Medvédev para ir contra Putin en las elecciones. Realmente, toda la oposición rusa se beneficiaría de un golpe como éste”. De momento, la imagen del primer ministro no parece haber sufrido el menor rasguño. De hecho, el viernes cruzó tranquilamente el Atlántico para visitar a Hugo Chávez.

Umarov y la conexión 'Af-Pak'

En lo que va de año, Doku Umarov, el principal comandante checheno –y autoproclamado 'Emir del Cáucaso Norte'--, había advertido varias veces que “la sangre será derramada también en las ciudades rusas”. Las advertencias pasaron desapercibidas hasta las bombas de Moscú, que Umarov no tardó en adjudicarse.

La evolución de Umarov, de rebelde nacionalista a guerrero islamista, es clave para entender la naturaleza de la nueva insurgencia chechena. “Ya no hay nacionalistas, ahora tenemos un nuevo enemigo: el Islam radical. Nos enfrentamos a una amenaza completamente nueva, una versión caucásica de Hamas”, declaró Sergei Markov, diputado y consejero de Putin, a la revista Christian Science Monitor.

Y es aquí donde entra la conexión más interesante y macabra, la que une a Al Qaeda y los grupos islamistas de las áreas tribales 'Af-Pak' (Afganistán y Pakistán) con los rebeldes chechenos. “Desde siempre ha habido nexos entre 'Af-Pak' y el Cáucaso, especialmente en cuanto a entrenamiento y cooperación táctica se refiere”, aclara Goodrich. Pero el patrón de los ataques —lanzar un ataque 'carnada' para luego golpear en otro lado—es, de acuerdo al periodista Syed Saleem Shahzad, obra de Ilyas Kashmiri, comandante de la Brigada 313 y de Lashkar-al-Zil (Ejército de la Sombra), una milicia de élite organizada por Al-Qaeda. Shahzad, jefe del Asia Times Online en Pakistán, ha documentado extensamente la insurgencia en las región, y goza de excelentes contactos entre los rebeldes, habiendo entrevistado al mismo Kashmiri un par de veces.

La estrategia observada en Moscú, Daguestán e Ingushetia fue diseñada por Kashmiri e utilizada por primera vez en la Cachemira India, logrando matar a varios coroneles e hiriendo a dos generales indios, algo que el ejército paquistaní no logró hacer en tres guerras. Al unirse Kashmiri y su Brigada 313 al Lashkar-al-Zil, pasaron a luchar por la visión más globalizada que tiene Al Qaeda de la insurgencia islamista. En ella, la lucha chechena es sólo el inicio de una larga guerra contra Rusia y sus aliados en Asia Central. Chechenos, Uzbekos, Uigures y Tayikos se unirán en un sólo frente para establecer el 'Emirato Islámico de Khurasán', un área histórica que comprende las repúblicas centroasiáticas, y partes de Afganistán, Pakistán e Irán.

El nuevo 'Gran Juego'

Emiratos históricos aparte, dos cosas parecen claras: primero, una nueva red de rebeldes islamistas ha nacido de las cenizas de la anterior insurgencia chechena. Segundo, el campo de batalla parece estarse moviendo del Hindu Kush hacia Asia Central. Una nueva versión del 'Gran Juego' que enfrentó a los imperios Ruso y Británico en esta zona parece estar tomando forma.

Por otro lado, se estima que un 15% de los suministros de EEUU para la guerra en Afganistán pasan por Rusia y las repúblicas centroasiáticas. Así, a Washington tampoco le convendría la inestabilidad en la región. Pero el balance es claro: “tener a Rusia preocupada en sus problemas internos es beneficioso para EEUU, que ha visto como Moscú ha expandido su influencia en sus antiguos satélites”, opinó Goodrich. Además, se cree que para trasladarse de Afganistán y Pakistán al Cáucaso, los insurgentes atraviesan territorio iraní gracias a un pacto con la organización Jundallah, que lucha contra Teherán en la provincia de Sistán-Balochistán. El líder de Jundallah, Abdolmalek Rigi, fue arrestado recientemente por Irán, y confesó haber recibido apoyo estadounidense, algo que Washington, naturalmente, niega.

Pero Goodrich agregó aún más: “Rusia es hoy mucho más fuerte que en 1999, y es probable que la campaña de represión en el Cáucaso no disminuya sus esfuerzos por expandir su influencia en el exterior, para disgusto de Washington”. Quizás era exactamente eso lo que pasaba por la mente de Vladimir Putin al estrechar la mano de Hugo Chávez en Caracas este fin de semana.
posted by RicAngel @ 17:20  
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