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“En 40 años, el mundo entero va a ser parte de esta Corte”: Entrevista a Luis Moreno Ocampo
jueves, mayo 27, 2010

La Haya, Mayo.23.2010


Una francesa que trabaja conmigo me dice 'pero fiscal, nuestro trabajo es muy duro, tengo que convencer a la gente todo el tiempo de lo que hacemos. Me recuerda a una novela en donde la protagonista es una señora que vive en una isla en Indochina. La isla está siempre atacada por el Océano Pacífico, y la señora se la pasa el día poniendo bolsas de arena para que la isla no sea comida por el mar. Yo me siento como esa señora'. Y yo le dije 'estás equivocada. Nosotros somos el Pacífico. Los que nos quieren parar ponen las bolsas de arena'”.

Si la idea de una Corte Penal Internacional (CPI) es como el Océano Pacífico, avanzando inexorablemente sobre la pequeña isla en la que moran los escépticos, entonces Luis Moreno Ocampo, su Fiscal Jefe, se encuentra a la vanguardia de las olas. El argentino, con aire de cansancio y barba de varios días, recibió a La Estrella en su espaciosa oficina en el piso 11 del imponente edificio de la CPI en La Haya. Siete años después de ser nombrado Fiscal de la Corte –y con dos más de gestión por delante--, Ocampo puede mirar al pasado satisfecho: “En 2003 esta corte no existía. Había una comisión para investigar crimenes masivos creada hace más de 30 años y apoyada por 71 Estados, ¡y nunca tuvo ningún caso! Existía la posibilidad de que nunca lográramos tener un caso. Lo pusimos en movimiento y estamos funcionando. En siete años nos ganamos un espacio internacional y somos un referente”.

A día de hoy, la CPI ha iniciado investigaciones en cinco casos: Uganda, la República Democrática del Congo (RDC), la República Centroafricana, Darfur (Sudán) y Kenya. Y es aquí donde los críticos aprovechan para poner el dedo en la llaga. ¿Es que la CPI sólo tiene autoridad en África? Pero el fiscal ni se inmuta: “estoy orgulloso de mis casos en África. Los casos estan en África porque las víctimas están en África, y no hay justicia para ellos, y mi deber es estar ahí. Nadie tiene derecho a matarlos, africanos o no africanos”.

Ocampo debe haber escuchado esta pregunta mil veces. Sin embargo, la pasión con la que responde llama la atención. Pero para él no es ningún misterio. De hecho, se reduce a algo muy sencillo: “si yo fuera sueco no estaría acá. Latinoamérica me dio la visión de entender la importancia de establecer la ley para manejar crímenes masivos. Y justamente, yo voy a África y entiendo lo que pasa, porque Sudamérica es como un puente entre dos mundos”. Para Ocampo, América Latina tiene un rol clave en el establecimiento y funcionamiento de la Corte, “ahora sólo tenemos problemas en Colombia. En el resto del continente no tenemos crímenes masivos. Hace 30 años todo Sudamérica los sufría, en ese sentido es un enorme progreso. En África los crímenes masivos todavía ocurren hoy, y por eso es el lugar donde tenemos que trabajar. Por eso Sudamérica tiene un rol importante, pues entiende los problemas y no los sufre”.

En este marco, es imposible pensar en una persona más idónea para ocupar el cargo que él. Nacido en Buenos Aires en 1952, Luis Moreno Ocampo decidió dedicarse al derecho porque “la Argentina que era un país que tenia golpes de Estado y me parecía interesante estudiar como habia que organizar el país”. Su carrera transcurrió con un aire de normalidad hasta que en 1984 le ofrecieron ser el fiscal adjunto en el Juicio a las Juntas. Para Ocampo, que nunca había trabajado de fiscal, las cosas nunca volvería a ser iguales. “Empecé con un caso grande”, recuerda, haciendo hincapié en la magnitud de la responsabilidad que se le estaba otorgando. “Yo siempre pensé que el juicio de las juntas iba a ser el caso más importante de mi vida... siempre pensé que en mi vida lo más importante lo había hecho con 32 años”.

Precisamente por eso, una vez finalizado el juicio, hizo, en sus propias palabras, lo que se le vino en gana. “Trabajé para empresas, para víctimas, fui profesor de Harvard e hice el programa de televisión”. Pero nada de lo que estaba haciendo lo iba a preparar para lo que le esperaba al amanecer del siglo XXI. “Pasó que me llaman por telefono para decirme que mi nombre había sido sugerido entre los candidatos [para fiscal de la CPI], que era el primero, pero que no sabían si yo quería el cargo. En ese momento me estaba yendo a Harvard como profesor visitante, y me parecía fantástico, pero ser fiscal de la Corte me parecía algo soñado. Estaba bien ir a reuniones, pero no me iban a nombrar. Y bueno, un buen día me nombraron, y lo de Harvard ya no era nada. Yo nunca ni había soñado este cargo”.

Y así, Luis Ocampo, el fiscal que de jóven había perseguido a los hombres más poderosos de su país, el que pensaba que lo había hecho todo con 32 años, se encontraba a los 50 pidiendo permiso para entrar en la Historia. La recién establecida Corte Penal Internacional, apoyada por más de 100 países, lo tendría nada menos que a él como su primer fiscal.

Sus primeros días en La Haya fueron duros. “Llegué acá con mi familia, estuvieron mes y medio, y se regresaron a Argentina pues como yo viajo mucho igual iban a estar solos en Holanda”. El reto que tenía ante sí transcendía de largo sus deberes como fiscal: había venido “a construir una institución para los siglos”. “Yo tenía una oficina vacía, cinco pisos vacíos, dos personas trabajando... tenía que montar la oficina y comenzar las investigaciones. Fue un proceso doloroso, pero afortunadamente ya se hizo”.

Hoy, Moreno Ocampo ya se ha hecho un hueco en la historia. La CPI ya inspira respeto y esperanza, como certifica la reacción del pueblo keniano al inicio de las investigaciones en ese país. Pero quizá el reto más grande, la verdadera prueba del algodón, ha sido el caso de Omar al Bashir, presidente de Sudán. Cuando Ocampo emitió una orden de arresto contra él en 2008, se levantó una polémica que dura hasta hoy. Las críticas le llovieron desde todos los rincones. Muchos pensaban que era una imprudencia emitir una orden de arresto contra un jefe de Estado en funciones. Otros decían que los cargos eran insuficientes y que el caso era muy pequeño. “Es normal en mi cargo generar polémica. Por ejemplo, Carla del Ponte presentó un caso enorme contra Milosevic. Se murió Milosevic, y la criticaron porque no había reducido el caso. Mi política es hacer casos muy pequeños, ¡y la misma gente que criticó a Carla por hacer casos muy grandes me critica a mí por hacer casos muy pequeños! Es así, y está bien, un fiscal sabe que va a ser criticado, y un fiscal que enfrenta al poder aún más”.

Desde entonces, si bien Bashir sigue sentado en su palacio presidencial en Jartún, ya empieza a sentir a Ocampo respirándole en la nuca. Según el Estatuto de Roma, que estableció la Corte, todo país miembro de la CPI (Sudán no lo es, y el caso de Darfur le fue referido a Ocampo por el Consejo de Seguridad de la ONU) está en obligación de arrestar al presidente sudanés en cuanto pise su territorio. “Ya no va a cualquier lado. Sudáfrica le avisó que si iba a la ceremonia de [el presidente Jacob] Zuma lo iba a arrestar. Luego Uganda lo invitó. Y yo estuve con el presidente de Uganda, y él me dijo 'usted, fiscal, no lo va a entender, porque es una cuestión tribal. Al final del día Bashir es de mi tribu'. Y yo le dije 'pero presidente, a mí me encanta el concepto tribal. De hecho, yo siempre pensé que usted y yo somos de la misma tribu. De la tribu de la Corte Penal Internacional'. Y Bashir no viajo a Uganda... la tribu está creciendo”, dice con una sonrisa.

El caso Darfur es uno de los muchos desafíos a los que se enfrenta la CPI. Pero cada vez que siente el pesimismo, el fiscal se apresura a poner las cosas en contexto. “El Estado nacional tardó ocho siglos para establecer un sistema de justicia, desde la Carta Magna hasta los juicios penales de hoy en día. Con la CPI hemos exportado al sistema global una idea que tardó ochocientos años en desarrollarse. Es un paso gigantesco. Vos pensá, la idea de una paz permanente solamente existe desde hace dos siglos y todavía hay que implementarla, pues fracasó brutalmente en el siglo XX. Si la paz permanente es una idea nueva, usar la ley para lograrla es una idea de ayer”.

La idea de una corte global apoyada por gente de todo el mundo es una idea revolucionaria. Es increíble que se haya concretado, y sólo se pudo concretar en el momento en que se concretó. No podía ser antes de que acabara la Guerra Fría, ni después del 11-S. Una de mis asistentes, que tiene 25 años, me decía, 'pero fiscal, como dice usted que es un paso gigantesco la CPI, si cuando yo estaba en la Universidad ya estaba en los libros'... para la gente jóven es normal, pero para la gente de mi generación, una idea de una corte que no fuera nacional es absurda y genera muchos conflictos”.

En la actualidad, 149 Estados han firmado el Estatuto de Roma. De esos, 111 –en su mayoría países latinoamericanos, europeos y del África subsahariana-- lo han ratificado y son miembros de la Corte. Los restantes 38 no lo han hecho aún. Ninguna de las grandes potencias –EEUU, Rusia, China o India—han mostrado intenciones de unirse al club. Mirando a Ocampo a la cara, enfrentado su optimismo, cuesta hacerle la pregunta. Sin el apoyo de las grandes potencias, ¿qué futuro tiene esta Corte? El fiscal vuelve a sonreír. Su fé en la CPI parece inquebrantable. “Yo creo que en 40 años el mundo va a ser parte de esto. El agua nunca avanza antes de tiempo, sólo cuando hay espacio. El Pacifico va a seguir avanzando, no hay dudas. En 40 años supongo que casi todos los Estados van a ser parte de la corte. Porque sino, no hay otra manera de convivir”.

Por lo pronto, los últimos días del mes verán a los Estados miembros reunirse en Kampala, Uganda, para revisar el estatuto y debatir la inclusión de nuevos crímenes –entre ellos el de narcotráfico—dentro de la jurisdicción de la Corte, que se limita a genocidio, crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y guerras de agresión. Para Ocampo, la reunión representa mucho más, “lo importante es que es una celebración del éxito de la idea. Es una celebración de que está funcionando. Esto funciona mucho mas allá de cualquier expectativa. El Oceano Pacifico avanza...”


posted by RicAngel @ 12:21  
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