Fútbol Sudamericano: Fútbol del Corazón |
miércoles, julio 05, 2006 |
Hay temas de los que siempre evito hablar en esta bitácora por diversos motivos, y el fútbol es uno de ellos: de nada sirve que yo les hable de los futuros cracks del fútbol mundial si existe, por ejemplo, airfutbol.com que nos da una cobertura exhaustiva; de nada sirve que comente la actualidad del fútbol cuando ahí están Perarnau, Matallanas o Áxel Torres con sus blogs impresionantes, y por fin, de nada sirve que yo les hable del Real Madrid cuando existen, por ejemplo, Fans del Real Madrid o Marc Creator que son referencias del madridismo. Por eso trato de ajustar este blog a los temas de los que puedo hablar con más o menos acierto: trato de plasmar pedazos de mi personalidad en cada post, y debido a que no soy periodista sino estudiante de ingeniería trato de escoger los temas que mi limitado conocimiento me permite opinar y servir para algo en la blogosfera. Dicho esto, es muy probable que hoy me salte mi propia regla: No, no voy a hablar de la actuación de España en el Mundial, ni de Capello ni Ramón Calderón. Prefiero disfrutar leyendo a los verdaderos sabios, quizá algún día yo pueda ser uno de ellos. Voy a hablar acerca del fútbol en sudamérica, y tratar de compararlo un poquito con el europeo; sé que tengo lectores en ambos continentes y puede que el argentino piense: "Éste pelotudo no tiene ni idea" y que el europeo ni siquiera le interese, pero me arriesgaré a dar mi punto de vista --aclarando que nunca he estado en Sudamérica--, así que todos los comentarios serán bienvenidos. Desde que descubrí hace más o menos 8 años el campeonato argentino siempre he estado fascinado por él, fue precisamente cuando la cadena Fox Sports empezó a pasar un partido semanal todos los domingos. Acostumbrado a ver la Liga Española, la Champions League, el campeonato argentino y el fútbol sudamericano en general se me presentaba como algo fuera de este mundo, y en las siguientes líneas intentaré explicar el porqué.
El fútbol es el fiel reflejo de una sociedad. Yo, que soy panameño con familia europea y admirador del fútbol sudamericano lo vivo en carne propia. El fútbol europeo, en general, es extremadamente profesional, organizado y llevado hasta el límite de la eficiencia. Sus selecciones nacionales se caracterizan, en mayor o menor medida, por practicar el juego directo, y generalmente las de mayor tradición ganadora (Alemania e Italia) no han destacado nunca por su espectacularidad. De cuando en cuando aparece un superclase, un mago fuera de éste mundo (léase Zidane) pero generalmente los verdaderos magos suelen venir de latitudes más bajas (léase Argentina y Brasil). El fútbol es la ilusión de millones de niños, pero éstos niños no dependen de la esperanza de una prueba como única escapatoria a una pobreza total. Los niños europeos, o la mayoría de ellos, entrena en centros de primer nivel, van a la escuela, y si no son futbolistas serán otra cosa, seguramente su país está lleno de oportunidades. Por no dejarlo atrás, el fútbol panameño cumple la regla y es el fiel reflejo de nuestra sociedad: un fútbol "fantasma", con una profesionalidad y profesionalización totalmente inexistente, canchas que dan vergüenza, y una total falta de apoyo del gobierno. De estructuración ni hablar, porque aquí no se sabe lo que es eso. Todavía no comprendo como teniendo lo que tenemos en casa somos subcampeones de la CONCACAF (y me enorgullezco muchísimo de ello). Los aficionados son algo parecido: el aficionado europeo probablemente ame su club, pero no muere por él. El aficionado panameño no tiene club, pero quizás ame al Barcelona o al Real Madrid como su hubieran nacido en Las Ramblas o en la Castellana. Ésta facilidad para identificarse con cosas extranjeras es típica del panameño, pero éste no es el tema, así que me ocuparé de eso otro día. El fútbol de sudamérica tiene otra esencia, otra "sazón" que diríamos acá. Es difícil de explicar, pero ellos lo sienten, lo viven, lo hacen el centro de su vida: En ningún lugar del mundo se vive el fútbol como en Sudamérica, en concreto, Argentina y Brasil. Gracias a la posición geográfica del país donde nací y donde vivo, tengo la posibilidad de ver la Champions por la tarde y la Libertadores por la noche. Doy gracias todos los días por esto, porque la Champions jamás me ha brindado los momentos de emoción que me ha brindado la Copa Libertadores de América. El primer recuerdo vago que tengo, y que quedo forjado a fuego en mi memoria, fue el partido River-América de Cali en la final de 1996. Juro que jamás he visto un recibimiento así, jamás he visto un ambiente en un estadio como había ese día en el Monumental de Núñez. Ese partido solito bastó para hacerme hincha millonario de por vida, eso y la infinita calidad del ídolo de mi ídolo, el uruguayo Enzo Francéscoli. De ahí los recuerdos se han sucedido, he visto a Boca levantar la Copa 3 veces, 2 veces la Intercontinental, y muchos otros títulos mientras nosotros nos limitamos al Campeonato Local. La Libertadores es nuestra obsesión: tenemos que ganarla éste año (que termina en 6 por cierto).
Los recuerdos maravillosos de la Libertadores se componen de peleas, reyertas, golazos, emociones. El ver la pelea gigantesca en la ida de aquella semifinal con la Bombonera repleta y ni un sólo hincha millonario, los arañazos de Gallardo al Pato Abbondanzieri, ver a Nasuti llorando cuando anotó ese gol en la vuelta de esas semifinales, el caño de Riquelme a Yepes, el poner los partidos del Santos sólo para ver a un jovencito llamado Robinho, que hacía diabluras con otro chico llamado Diego. El último, y se que se me escapan muchísimos, los incidentes en ese partido River-Corinthians, algo simplemente impresionante, algo que en Europa jamás pasaría ni pasará pero que nos da una idea de lo que es el fútbol en ésta parte del mundo.
Se suele decir que generalmente los futbolistas sudamericanos triunfan en Europa, pero que muy pocos europeos triunfarían en Sudamérica. Yo estoy totalmente de acuerdo con ello: en Europa está el dinero, la grandeza, el glamour, y la seguridad de que no raptarán a tu madre o tu padre por dinero. Pero en Sudamérica está el verdadero sentimiento, la hinchada que nunca abandona, el fútbol como obsesión. Que sería del fútbol sin Sudamérica, que Dios la bendiga y que jamás cambie. Amén.
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posted by RicAngel @ 23:26 |
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