Panamá, 16.Julio.2008
Es generalmente aceptado el hecho de que muy pocas cosas pasan por casualidad. Todo tiene su razón de ser y, en nuestros tiempos, generalmente es necesario remover al menos una capa de mentiras para llegar a la verdad. Hace 15 días asistimos a un show mediático, en el que 15 “rehenes” –incluyendo a la (ahora) famosa política franco-colombiana Ingrid Betancourt—eran milagrosamente rescatados por el ejército colombiano en una operación que la misma Betancourt calificó de “impecable”. Casualmente, el senador John McCain, candidato a la presidencia de los Estados Unidos por el partido Republicano, se encontraba en una mini-gira por Latinoamérica al momento del rescate. El gran responsable de este milagro, de esta operación que, según la revista The Economist “ningún director de Hollywood se hubiera atrevido a soñar”, responde al nombre de Álvaro Uribe, presidente de Colombia. Colombia está entre los principales receptores a nivel mundial de ayuda económica por parte del gobierno estadounidense. De hecho, solo dos países la superan en este apartado: Israel y Egipto—no precisamente ejemplos de democracia y respeto a los derechos humanos. De acuerdo a un reporte de Amnistía Internacional, en 2006 Colombia recibió un estimado de 728 millones de dólares, aproximadamente un 80% en concepto de asistencia militar y policiaca. Amnistía ha solicitado la suspensión de toda la ayuda a Colombia ya que “las torturas, masacres, ‘desapariciones’ y asesinatos de no-combatientes suceden constantemente, y la confrontación entre los grupos armados y los paramilitares continua a día de hoy.” La situación política en el país no es menos preocupante. Una guerra civil que ya tiene 50 años ha hecho destrozos quizás irreparables en el país y se han cometido crímenes y atrocidades a mansalva. Los protagonistas son, por un lado, las FARC –insurgentes para unos, terroristas para otros—y por el otro, grupos paramilitares armados por el propio gobierno con la ayuda de los Estados Unidos y grandes corporaciones. Muy pocas personas mantienen la ilusión de que las FARC son un grupo de liberales idealistas luchando por una Colombia mejor, pero el gobierno sigue sin ofrecer garantías legales a la izquierda del país: en los últimos diez años, cerca de 6 mil militantes del partido Comunista de Colombia y otras facciones izquierdistas han sido asesinados por el ejército y los paramilitares. Esto no justifica la violencia, la lucha armada, los secuestros y demás crímenes, por lo que las críticas le han llovido a las FARC desde todos los frentes. Grupos indígenas, campesinos y de derechos humanos han denunciado los secuestros y las operaciones armadas, subrayando que esto desvía la atención de los abusos –generalmente peores—que comete el mismo gobierno. Inclusive Fidel Castro y Hugo Chávez, líderes de la izquierda latinoamericana, han exigido a las FARC que entreguen a sus rehenes y prisioneros de guerra. No obstante, Castro y Chávez exigen por igual, que se les quite la etiqueta de terroristas y se les reconozca como un grupo insurgente. En el otro lado de la moneda están los grupos paramilitares, financiados por el Gobierno, los Estados Unidos, y las grandes corporaciones extranjeras en Colombia. Inclusive el Gobierno ha intentado venderle al país la idea de que los grupos paramilitares son buenos y necesarios. A principios de Mayo, Amnistía Internacional y la Fellowship of Reconciliation, documentaron como los paramilitares y el ejército colombiano –esos que reciben el 80% de la ayuda norteamericana—estaban directamente involucrados en ejecuciones extrajudiciales. Esto fue reportado por Los Angeles Times y el Washington Post, pero desafortunadamente no recibió la atención que el dramático rescate de Ingrid si logró obtener. Con este panorama, no es de extrañar que el escritor británico Richard Gott lo tenga claro: “Colombia es el principal elemento de inestabilidad en la región.” Pero no sólo los escritores lo tienen claro; recientemente en una entrevista concedida a la revista británica Red Pepper, el Presidente de Ecuador, Rafael Correa, apuntaba que “Colombia es el único país [de la región] que tiene paramilitares, guerrillas, trafico de drogas, cultivos de cocaína y vastas áreas del país que el estado no controla”, y definía a Colombia como “un país militarizado con un Presidente de oscuro pasado, un enorme apoyo de inteligencia extranjera y una maquinaria propagandística impresionante.” Correa inclusive fue más allá, diciendo que el gobierno de Uribe es “tanto aliado como agente de los Estados Unidos en un continente dominado por gobiernos progresistas y en general hostiles a los intereses económicos y políticos de los norteamericanos. Colombia es el tercer país que mas ayuda recibe de los Estados Unidos, y toda la evidencia apunta a que este apoyo económico está atado a una estrategia persistente de desestabilización a los gobiernos –democráticamente elegidos—de los vecinos Ecuador y Venezuela.” No anda tan equivocado el presidente de Ecuador. El pasado 1ero de Marzo, el ejército Colombiano –violando todas las leyes internacionales—realizó un ataque en suelo ecuatoriano, resultando en la muerte del líder de las FARC, Raúl Reyes. Casualmente Reyes había estado negociando activamente con Hugo Chávez y representantes del Gobierno Francés la liberación de rehenes (entre ellos Ingrid Betancourt) y la participación de estos como mediadores para finalizar el conflicto. Al respecto del mismo, Correa aseguró “ellos tenían a Raúl Reyes y su grupo totalmente localizados e identificados mientras aún estaban en territorio colombiano. ¿Porqué esperaron a que cruzaran a Ecuador para matarlos? ¿Para involucrar a Ecuador en un conflicto ajeno? ¿Pudo ser, quizás, un acto intimidatorio? ¿O tal vez para forzarnos a participar en el Plan Colombia? Pero Uribe no contaba con nuestra respuesta, ni con la condena que recibió de la OEA. El plan no funcionó porque no mordimos la carnada.” La pregunta queda para la reflexión: si era conocido que Reyes se encontraba negociando la liberación de rehenes y el final del conflicto, antes que nada: ¿Porque matarlo?¿Y porque matarlo en otro país y arriesgarse a una crisis regional?
Con este panorama, el 1 de Julio (un día antes del rescate) la senadora Piedad Córdoba, que estuvo involucrada junto con Hugo Chávez en negociaciones con las FARC, aseguraba, al ser cuestionada sobre el estado de estas negociaciones luego de la muerte de Raúl Reyes y Manuel Marulanda: “Hay 3 ciudadanos Americanos por los que estamos negociando intensamente. También está la posibilidad de que para Diciembre, mediante acuerdos políticos con las FARC, sea posible acabar con el secuestro como arma política. Personalmente creo que no hay ninguna posibilidad de paz con el gobierno actual debido a la desconfianza, la falta de continuidad, y sobre todo por el escándalo del apoyo a los paramilitares y la reforma de la constitución.” (Córdoba fue retenida por casi 3 horas a su llegada al aeropuerto JFK de Nueva York. A pesar de tener un pasaporte diplomático, los agentes de migración sacaron copias de todos sus documentos, sus números de teléfono y pertenencias. Seguro que al senador por el estado de Arizona, John McCain, le dispensaron un trato parecido a su llegada a Colombia.) EL RESCATE: VERDADES Y MENTIRAS En su edición del 1ero de Julio, el diario español El País informaba: “Bogotá ha autorizado la reunión de dos negociadores europeos para discutir las condiciones para futuros encuentros para discutir el futuro de los secuestrados por las FARC, según han informado los medios colombianos. El antiguo cónsul francés en Bogotá, Noel Sáenz y el diplomático suizo Jean-Pierre Gontard partieron a comienzos del pasado fin de semana hacia un punto de encuentro en las montañas que el gobierno no ha facilitado y podrían haberse reunido ya con miembros del secretariado de la guerrilla, el principal órgano directivo, e incluso con el nuevo líder de las FARC” Mientras Francia y Suiza negociaban con las FARC –de hecho lo llevaban haciendo hace meses con Raúl Reyes—el gobierno colombiano tenía preparado el golpe para el día siguiente. Lo que iba a suponer un gesto de buena voluntad por parte de la guerrilla se convirtió en la glorificación del narcotraficante y paramilitar presidente Uribe. A su lado, John McCain observaba como el ejército Colombiano se apoderaba de 2 helicópteros llenos de prisioneros en camino a ser entregados. La versión oficial, repetida hasta la saciedad y divulgada por todos los medios masivos, es que agentes del ejército lograron infiltrarse en el alto mando de las FARC, y engañar a los rebeldes haciéndolos pensar que estaban trasladando a los rehenes a otro lugar. Por supuesto, todo salpicado con tintes hollywoodienses al más puro estilo “Rambo.” Una gran victoria en la Guerra contra el Terrorismo, y en la que casualmente uno de sus paladines –McCain-se encontraba presente. Los “rehenes”, Ingrid Betancourt, 3 contratistas norteamericanos de la firma militar Northop Grumman (Marc Gonsalves, Thomas Howes y Keith Stansell), 7 militares y 4 policías, no son exactamente lo que entendemos por rehenes al pensar en secuestros. De hecho, estamos hablando de 1 rehén (Betancourt) y 14 prisioneros de guerra. Los contratistas americanos fueron tomados prisioneros en 2003, luego de que su avión cayera (las FARC alegan que lo derribaron) en la región de Caquetá. Año y medio antes, George Bush había autorizado a los militares y contratistas de Estados Unidos a realizar operaciones de contra-insurgencia en el área. Pero estos contratistas estaban (supuestamente) realizando operaciones anti-narcotráfico. ¿Qué estaban haciendo exactamente en el corazón de la selva donde operan las FARC? Es una de las preguntas que nadie se hace y que probablemente nadie se hará. Alternativamente, han aparecido 2 versiones de lo sucedido el 2 de Julio. Una de ellas, en una emisora pública en Suiza, alega que la esposa de uno de los guardias encargados de custodiar a los cautivos, estuvo en constante contacto y negoció un rescate de 20 millones de dólares. La otra versión alternativa –que suena bastante más posible—es que el Gobierno de Uribe se aprovechó del esfuerzo diplomático que llevaban mucho tiempo haciendo el anterior cónsul francés en Bogotá (Noél Sáez) y un diplomático Suizo que estaba en Colombia (Pierre Gontard). Estos diplomáticos, como fue reportado por El País, tenían inclusive la luz verde del Gobierno Colombiano para negociar con la Guerrilla. La Agencia Popular de Noticias de Venezuela reportó, el mismo día del “rescate”:
“Cuando las FARC, en coordinación con emisarios de los gobiernos de Francia y Suiza, desarrollaban el traslado de los 15 retenidos en dos helicópteros, funcionarios del Ejército colombiano ya habían detectado y ocupado las aeronaves previamente. Aunque el gobierno de Colombia anunció la operación como un rescate militar por parte del Ejército colombiano, según la televisión francesa, la liberación de Ingrid Betancourt, junto con 10 militares colombianos, un policía y los tres mercenarios militares estadounidenses, habría sido producto del desvío del helicóptero donde las FARC trasladaban a los 15 retenidos a un punto donde, supuestamente, serían entregados a Alfonso Cano, quien estaba negociando con una delegación francesa y suiza su liberación.” Recordando que ya en marzo Reyes había estado negociando esta entrega cuando fue asesinado por el Ejército, el gobierno de Uribe no tendría ninguna justificación para negarse al pedido de los diplomáticos europeos. No les quedó otra opción que aceptar sus gestiones, de ahí la divulgación de la noticia por parte de los medios internacionales antes del rescate. Los quince rehenes estaban en puntos diferentes de la selva colombiana, por lo que se acordó juntarlos en un punto común para hacer la entrega de todos a la vez. Por supuesto, esta entrega jamás se realizó, porque el ejercito colombiano, en un acto totalmente inescrupuloso, tomó el control de los helicópteros –contratados en Bogotá por los diplomáticos—y se “robo el show”. El viernes 11 de Julio, las FARC comunicaron a la Agencia Bolivariana de Prensa que “la fuga de los 15 prisioneros de guerra, el pasado miércoles 2 de Julio, fue consecuencia directa de la despreciable conducta de Cesar y Enrique, que traicionaron su compromiso revolucionario y la confianza que en ellos se depositó.” Por supuesto, este comunicado no ha sido reportado en los medios masivos, porque se contradice con la versión fantasiosa del gobierno colombiano. Pero la verdad siempre sale a flote, y hoy, a 2 semanas del acontecimiento, podemos tener una perspectiva mucho mejor de lo que realmente ocurrió. En su artículo “No hubo tal rescate”, aparecido en la Agencia Bolivariana de Prensa el 4 de Julio, el político y escritor dominicano Narciso Isa Conde decía: “El régimen de Uribe es experto en las iniciativas espectaculares y los shows mediáticos. Y para eso cuenta con la nada despreciable ayuda de los poderosos medios de comunicación de EEUU y la oligarquía capitalista mundial.” ALVARO URIBE: ILEGITIMO Y POPULAR Poco después de ser liberado, el contratista militar estadounidense Mark Gonsalves declaraba, en un mensaje personal a las FARC: “No nos digan que ustedes no son terroristas; demuéstrenlo. Dejen a los demás rehenes regresar a sus hogares. Acepten la propuesta del Presidente Uribe de una zona de encuentro.” Lo que Gonsalves parece no entender es que la estrategia de Uribe es la de no dialogar con las FARC. Su intención es la de desmantelarlos por completo. Similarmente a las estrategias tomadas en Estados Unidos y otros países de “no negociar con terroristas”, en Colombia esto solo ha traído más y más violencia. Desde que Uribe está en el poder, más de 400 activistas han sido asesinados. Por si fuera poco, en una flagrante violación de las leyes internacionales, el ejército Colombiano bombardeó Ecuador para asesinar miembros de las FARC y el gobierno aún no ofrece garantías de ningún tipo a la izquierda legal. Si bien es cierto que el Gobierno de Uribe ha alcanzado la estratosfera en términos de popularidad, también ha tocado fondo en términos de legitimidad. Días antes del show del rescate, Colombia era sacudida por el escándalo de la compra de votos para cambiar la constitución y asegurarse un segundo periodo presidencial. La Corte Suprema Colombiana condenó a la Congresista Yidis Medina a 47 meses de arresto domiciliario por aceptar un soborno, y ordenó investigar a 2 ministros que, según Medina, estaban involucrados. Medina, que también está siendo investigada por supuestas conexiones con la guerrilla ELN, entregó el video de una entrevista en 2004 en la que decía que 3 de sus seguidores recibieron puestos en el gobierno a cambio de su voto a favor de la reelección. Luego de que ciertas promesas no le fueron cumplidas, Medina autorizó que el video viera la luz pública, desembocando en el escándalo reciente. La Corte Constitucional fue cuestionada por la falta de legalidad de las modificaciones a la Constitución y por ende, de las elecciones del 2006 en las que Uribe ganó por amplia mayoría. A Uribe no se le ocurrió otra cosa que desacreditar a la Corte y decir que si la primera re-elección no fue legítima, entonces que el pueblo decidiera en nuevas elecciones. No se percata en ningún momento de que aunque ganara 10 elecciones seguidas por mayoría absoluta, seguirían siendo ilegales según la ley Colombiana. Pero, si ya antes del rescate, la confianza de Uribe estaba alta, en parte por el TLC firmado con Canadá, que seguramente traerá como consecuencia un TLC con Estados Unidos, a día de hoy si situación no podría ser mejor: 2 encuestas instantáneas post-rescate elevan su popularidad hasta un 91%. Esta popularidad ha dado –y seguirá dando, especialmente si se asegura un tercer periodo—manos libres al gobierno para reprimir los movimientos campesinos, como los del Norte del Cauca, donde atacan a los indígenas que reclaman territorios. En definitiva, estamos hablando del gobierno y el ejército con el peor historial de derechos humanos del continente y con el mayor apoyo de los Estados Unidos. En todo caso, el gobierno anunció que presentará un acta de referéndum cuando el Congreso inicie una nueva sesión el 20 de Julio: el pueblo Colombiano decidirá si se repiten o no las elecciones de 2006. Este referéndum no podrá llevarse a cabo hasta finales de 2009. En otras palabras, la repetición de las elecciones de 2006 se llevaría a cabo justo antes de las próximas elecciones presidenciales, programadas para 2010. Estas circunstancias han levantado muchas sospechas entre los oponentes de Uribe. Durante meses se ha hecho evidente su intención de volver a cambiar la constitución para asegurarse un tercer periodo presidencial. El show del rescate de los rehenes, en el que se erigió como el gran triunfador, prácticamente asegura que, de quererlo, un tercer periodo esta al alcance de su mano. Pero existen otros actores también, entre ellos la misma Betancourt, quien al poco tiempo de ser liberada rápidamente dio a entender que aún aspira a la presidencia. El ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, también suena como futurible y es parte del “éxito” de Uribe. Puede que muchos de los actores de la película del 2 de Julio vuelvan a protagonizar otro show en las elecciones de 2010. INGRID BETANCOURT: DEL ACTIVISMO AL ESTRELLATO
En el año 2002, Ingrid Betancourt corrió como candidata a la Presidencia de Colombia por el Partido Verde Oxígeno. Entonces, las encuestas le daban el 1% de los votos. Hoy, el 31% de los colombianos ha dicho que votaría por Betancourt si la constitución permaneciera intacta y Uribe no pudiera tener un tercer periodo. En los 6 años y 30 puntos porcentuales que han transcurrido desde aquella elección, Ingrid estuvo secuestrada. Curiosamente, fue secuestrada a los pocos días de haber tenido conversaciones con Raúl Reyes, en las que le exigió a las FARC una muestra de buena voluntad. Sus palabras fueron: “Su gesto de buena voluntad debe ser acabar con los secuestros en Colombia. De otra forma, si ustedes no hacen esto, Colombia explotará en una espiral de desastre y las FARC perderán toda su credibilidad.” Pero este secuestro (o el posterior rescate?) no solo ha aumentado dramáticamente la popularidad de Ingrid y su imagen ante el electorado colombiano: también la ha catapultado al estrellato. Ya ha aparecido en diferentes programas de televisión masiva como “Larry King Live” (CNN), “NBC Nightly News” y “Today Show”. También anunció su intención de escribir una obra de teatro acerca de sus experiencias como rehén y muchos se frotan las manos con los recientes rumores de un acuerdo para publicar un libro. De hecho, una carta de 12 páginas escrita a su madre como prisionera fue re-editada a las pocas horas de conocerse en Paris que había sido liberada. En su corta carrera política, Betancourt fue una enemiga importante de la corrupción. Pero la Ingrid que regresa de su cruel cautiverio es “más tolerante y menos arrogante”. Ha alabado a Uribe y defendido su derecho a un tercer término, aunque dejando muy claro que no comparte sus ideas y maneras políticas. Muy curioso es el hecho de que al poco de ser liberada, soltara un mensaje para que el gobierno de Uribe sea más amigable y rompa el “lenguaje del odio” al tratar con las FARC. “Esa es la diferencia entre Uribe y yo. Para él, acabar con las FARC significa restablecer la paz en Colombia. Para mí, las paz en Colombia solo vendrá a través de transformaciones sociales.” También alabó al Presidente Hugo Chávez, quien trabajó arduamente para su liberación en un intercambio de prisioneros anterior que fue saboteado por el Gobierno de Estados Unidos. “Para mí, Hugo Chávez es magnífico. El puede hablar con las FARC y ellos le escuchan. A ellos no les gustó para nada cuando Chávez les dijo que la lucha armada en America Latina era obsoleta, y que debían empezar a pensar de manera distinta.” El valor, la dignidad y el instinto político mostrado por Betancourt durante y en estos días posteriores a su liberación han levantado mucha especulación acerca de su futuro papel en la política colombiana. Quizás el secuestro no fue tan malo después de todo. REFLEXIONES FINALES “Tanto Uribe como el resto de Colombia debemos corregir algunas cosas. Hemos llegado a un punto en el que debemos cambiar el vocabulario radical y extremista del odio, de palabras muy fuertes que hieren al ser humano.” Así de claro se manifestaba Ingrid Betancourt, al poco tiempo de ser liberada. Pero que Uribe cambie su discurso es harto complicado. Después del show del rescate, la posición de Uribe es totalmente ganadora. Ya sea que las FARC decidan seguir el camino de los secuestros y asesinatos o escojan sentarse a la mesa de negociaciones, el actual presidente se verá beneficiado. Las evidencias y escándalos de robos de votos, la venta de los activos del país a las multinacionales, el asalto a los pueblos indígenas, el vínculo con los paramilitares y todo lo demás se perderán ante los cuentos magnificados de heroísmo de una operación “impecable” que liberó a 15 pobres rehenes. Todo esto a pesar de que la misma Ingrid y otras fuentes importantes están arrojando algo de perspectiva al asunto. Pero corremos un serio riesgo de que todas estas voces sean ahogadas por la “impresionante” maquinaria propagandística de la que nos hablaba Rafael Correa. A pesar de que una oligarquía corrupta, sanguinaria y también armada prácticamente empuja a las FARC a la violencia y la lucha armada, éstas deben reconocer que no van a lograr sus objetivos adoptando las mismas estrategias que los grupos paramilitares contra los que están luchando. Es por todos conocido que el crimen no se combate con más crimen, el terror no se destruye con más terror. No podemos legitimar un gobierno inmensamente corrupto solo por que hayan liberado rehenes secuestrados. Sin ir más lejos, la persona que liberaron era conocida por su lucha contra el gobierno que la liberó. Esperemos que Ingrid vuelva a la oposición pronto, como ya ha dejado entrever, porque su país la va a necesitar. La gran presencia estadounidense en Colombia, sus millones y millones en ayudas militares tampoco son casualidad. Mientras Colombia siga siendo un agente de los Estados Unidos en la región hay posibilidades importantes de conflicto en la región Andina. Episodios similares al del asesinato de Raúl Reyes no demorarán en repetirse. Colombia es el último bastión importante de la derecha oligárquica en el hemisferio. Existen grandes posibilidades que la nueva ola de gobiernos izquierdistas en la región sudamericana finalmente inundará también a Colombia. Me atrevo a robarme las palabras de Mike Whitney al decir que “quizás el rol de Betancourt es simplemente abrir las compuertas.” Etiquetas: Betancourt, Correa, FARC, Jaque, Montoya, Uribe |