Madrid, 30.Julio.2008
El mes que termina nos ha traído noticias sin duda gratificantes en el ámbito de la Justicia Internacional. El día 14 el Fiscal Jefe de la Corte Criminal Internacional, el argentino Luis Moreno Ocampo acusó formalmente al actual Presidente de Sudán, Omar al-Bashir, de 10 cargos legales, entre ellos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Exactamente una semana más tarde era arrestado en Belgrado el ex líder serbo bosnio Radovan Karadzic, después de 13 años fugitivo. Sobre su cabeza pendían 2 acusaciones por parte del Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia que lo acusaban –junto al General Ratko Mladic, quien está aún fugitivo—de crímenes de guerra y genocidio, entre otros cargos. Aunque los cargos de “crímenes de guerra”, “crímenes contra la humanidad” y “genocidio” son tristemente compartidos por ambos personajes, la reacción a nivel mundial ha sido bastante distinta en cada caso. Antes que nada hay que aclarar que las entidades que acusan a estos individuos son completamente distintas. La Corte Criminal Internacional (CCI) existe hace 6 años, y uno de sus limitantes es que no puede juzgar casos que hayan ocurrido antes de su fundación. Es por ello que Karadzic será juzgado por el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia (TPIY). No terminan allí los puntos aclaratorios: la acusación de Al-Bashir es la primera en la historia de la Corte en ser formulada sobre el actual presidente de un país y concerniente a una situación –la crisis en Darfur—que persiste a día de hoy. Esta característica y el hecho de que Sudán no reconoce a la Corte Criminal Internacional –tampoco la reconocen, entre otros, China, India, Israel o Estados Unidos—y por lo tanto no tiene ninguna obligación de entregar a su presidente (de aprobar los jueces de la corte una orden de arresto), ha levantado muchas preocupaciones entre los grupos de derechos humanos que temen que la situación empeore a raíz de la acusación. Por otro lado, casi la totalidad del mundo se ha alegrado mucho del arresto de Karadzic. Después de más de una década fugitivo, muchas personas pensaban que uno de los principales responsables de la masacre de Srebrenica, en donde murieron más de 8000 civiles, se convertiría en otro avergonzante ejemplo de impunidad. En lo personal, estas 2 noticias me provocan muchísimas preguntas. Me llama poderosamente la atención el factor temporal: mientras que los crímenes de Karadzic fueron cometidos hace 13 años y él llevaba aproximadamente ese mismo tiempo fugitivo, la acusación a Al-Bashir cae en medio de su mandato y en medio de la situación en la que han acontecido los crímenes que se le atribuyen. Por un lado, me alegra que se haga justicia con los crímenes en el pasado, por eso celebro como (casi) todo el mundo el arresto de Karadzic. También me alegra que se reconozca a los criminales del presente, pero tengo mis dudas. Por qué Al-Bashir? Por qué ahora? Por qué no Bush, Mubarak, Mugabe, Blair u Olmert? Es oportuna la acusación? Vale la pena arriesgar la vida de miles de personas para hacer justicia por los crímenes cometidos contra otros miles? Por otro lado, me enfurece la situación de hipocresía y politización de la Justicia Internacional. La hipocresía flagrante de Estados Unidos, Inglaterra y demás miembros de la coalición al ver la paja en el ojo ajeno y no querer ver la viga en el suyo. La hipocresía deprimente de los demás países al celebrar el arresto mientras celebran por igual la “Guerra contra el Terror” de Bush. La politización de Rusia y China al defender a al-Bashir a sabiendas de las atrocidades que se han cometido en Darfur sólo por que ambicionan el petróleo que yace bajo Sudán. Para cuándo una investigación de la CCI que no sea contra algún dictador africano de algún país insignificante en el contexto geopolítico? Para cuándo una investigación de la guerra de Irak y Afganistán? Que legitimidad puede tener un organismo que imparte justicia para unos e hipocresía para otros, un organismo que en situaciones como esta queda retratado como un ejemplo textual de la mierda en la que estamos hasta el cuello? Radovan Karadzic como Arma Política En el caso de Radovan Karadzic, hay poco que objetar. La realidad es que se ha capturado a un criminal que debe ser llevado ante la justicia y debe pagar por los crímenes que cometió. Pero, para obtener una perspectiva más global del asunto, conviene mencionar las circunstancias dentro de las cuales se produjo el arresto de Karadzic y, me atrevo a pronosticar, se producirá pronto el del ex comandante del ejército Serbio Ratko Mladic. A pesar de que en muchas cosas no coincido con ellos, debo reconocer que la revista The Economist hace grandes análisis. En un artículo enfocado a encajar el arresto de Karadzic dentro del marco de las relaciones entre Belgrado y la Unión Europea, The Economist nos dejó las claves para entender lo que significa este suceso y la repercusión que puede tener. Los países balcánicos, y en especial Serbia, han representado siempre un desafío para la UE. Su táctica para con otros países de Europa Central y Oriental había sido restringir la membresía como incentivo a inducir reformas democráticas y liberales. Pero los nacionalismos propios de los balcánicos y la reciente independencia de Kosovo –no reconocida por los serbios pero si por Estados Unidos y la mayoría de países de la UE—habían vuelto aún más difícil las relaciones. Pero, siempre según The Economist, la UE ha sabido manejar el problema de manera “brillante”. La oferta de un acuerdo de estabilización y asociación, que normalmente sirven de preludio a las conversaciones para hacerse miembro, logró influir en el electorado serbio para elegir a los Demócratas de Boris Tadic, uno de los partidos más Pro-europeos. Por supuesto, una de las grandes condiciones impuestas por la UE para poder otorgar membresía era llevar a la justicia a todos los criminales de guerra que estaban fugitivos. Dos semanas después de entrar el gobierno, cae Karadzic. Naturalmente, de casualidad no tiene nada. Llama la atención que durante 13 años Karadzic logró eludir a las autoridades que no pudieron –o no quisieron—encontrarle. Haciéndose pasar por Doctor de Medicina Alternativa, inclusive contribuía con una publicación de la especialidad. “Radovan Karadzic personificó la impunidad por más de una década, pero sus esfuerzos por evadir la justicia por fin han fracasado”, declaró Richard Dicker, director del Programa de Justicia Internacional de Human Rights Watch. “Este arresto ofrece esperanzas a las víctimas de los horrendos crímenes que ocurrieron allí.” Dicker también tuvo palabras para Mladic, que todavía sigue fugitivo, “que Ratko Mladic todavía siga fugitivo es un gran obstáculo para la justicia por el genocidio de Srebrenica. La unión Europea debe insistir su entrega a Serbia.”
La proscripción de Omar Al-Bashir: Grandes Oportunidades y Grandes Riesgos El país más grande de África ha estado en guerra consigo mismo durante la mayoría de su historia post-colonial. Sus diferentes grupos étnicos y religiosos se han enfrentado en numerosas ocasiones. Es por eso que para los sudaneses la crisis de Darfur es la continuación de su particular cadena de conflictos internos entre el gobierno y la población empobrecida. Las 2 guerras civiles sudanesas, entre el norte y el sur, duraron décadas y mataron a 2.2 millones de personas. Finalmente en 2005 se llegó a un acuerdo de paz, 2 años después de haberse iniciado la crisis en Darfur. Una crisis que hasta ahora se ha cobrado la vida de 300,000 personas y ha dejado sin hogar a cerca de 2 millones y medios de personas. Las reacciones en Sudán a la acusación han sido muy interesantes: por un lado la casi totalidad del universo político sudanés ha cerrado filas en torno a su presidente, y por otro, el gobierno está empezando a suavizar su actitud hacia la ayuda humanitaria y la justicia internacional. El panorama político sudanés ha sufrido un reordenamiento “rápido y radical”, en parte motivado por orgullo nacional pero también por el miedo de que, de ser removido de su sitio el presidente Bashir, la nación pudiera colapsar y convertirse en un caos, tal como aconteció en Somalia. James Morgan, portavoz del Movimiento Popular de Liberación –uno de los beligerantes del atroz conflicto norte-sur—manifestaba al New York Times que “…estamos viviendo momentos críticos en nuestra historia. Se le debe conceder tiempo al Presidente para implementar los acuerdos”. Los acuerdos de que habla, pusieron fin en 2005 a la guerra civil sudanesa, pero la situación es muy complicada y las hostilidades podrían estallar en cualquier momento. Muchos temen que la caída de Bashir sea el detonador que haga estallar al “verdadero” país del Nilo más temprano que tarde. Por otro lado, la acusación ha traído algunas buenas noticias y hasta esperanza para ciertas personas, como el ministro de Relaciones Exteriores sudanés, Deng Alor, quien opinaba: “ahora si estamos hablando seriamente de una solución para el problema de Darfur”. El gobierno de Sudán está también considerando maneras de cooperar con las fuerzas de paz de la ONU, a las que llevaba tiempo oponiéndose. “Hemos recibido muestras importantes de cooperación por parte del Gobierno”, decía Ameerah Haq, coordinadora para ayuda humanitaria en la región. Oficialmente, para la CCI la situación en Darfur tiene 2 responsables (los jueces de la CCI aún no han aprobado la orden de arresto sobre el Presidente Al-Bashir): Ahmad Harun, exministro de Interior, y Ali Kushayb, ex líder de Janjaweed. Sus órdenes de arresto fueron emitidas en 2007, y pesar de la presión internacional, el gobierno sudanés se ha negado a entregarlos a la Corte. Ahora, a la luz de la última acusación por parte del Fiscal Ocampo, el gobierno de Khartoum lo está empezando a considerar. El motivo de esta reflexión es que el Consejo de Seguridad de la ONU tiene el poder de suspender cualquier acusación u orden de arresto por 12 meses con opción a una renovación indefinida (de la suspensión). El arresto y la entrega de Harun y Kushayb, podrían hacer ver avances en Sudán a los ojos del Consejo de Seguridad y provocar la suspensión de la orden de arresto contra Al- Bashir incluso antes de ser emitida. Pero más allá de la situación actual en Sudán, la acusación en sí merece un análisis separado. Reconociendo que muy probablemente el Sr. Bashir y sus dos secuaces sean responsables de los crímenes de los que se les acusa, me pregunto qué criterio utiliza el Sr. Moreno Ocampo para seleccionar a quien acusar y a quien no. También me hace dudar de las bases y fuentes de información que utiliza para sustentar su acusación de genocidio: el 22 de Junio de 2004, el Congreso de Estados Unidos pasó una resolución que calificaba la violencia en Darfur de “genocidio patrocinado por el estado”. La resolución, luego de ser firmada por el Presidente Bush –sin duda, un amante de la paz—se convirtió en Ley en Octubre de 2006. Entre los meses de Junio y Abril, la ONU condujo una extensa investigación concluyendo a principios de 2005 que tanto el gobierno como las milicias estaban cometiendo abusos en Darfur. Sin embargo, acotó que no había habido genocidio. En un artículo aparecido en Al-Jazeera Magazine, el editor de PalestineChronicle.com Ramzy Baroud, decía que “a pesar de que la CCI es un cuerpo independiente, suele investigar y emitir opiniones legales en casos que le son pasados por el Consejo de Seguridad de la ONU, que a su vez también es dominado por los Estados Unidos. Es anómalo que Moreno Ocampo haya hecho una acusación que coincida con la valoración del Congreso Estadounidense y no con las conclusiones –mejor estructuradas y menos politizadas—del informe de la ONU.” Y yo insisto en preguntar: Por qué Bashir y no otros líderes? Blair por ejemplo. La respuesta la encontramos en el pobre historial de la CCI: A pesar de haber recibido querellas en más de 139 países, solo se han abierto 4 investigaciones, todas ellas en países africanos (Uganda, Republica Democrática del Congo, Republica Centroafricana y Sudán). ¿Acaso los africanos son los únicos capaces de cometer crímenes contra la humanidad o genocidios? La triste realidad es que la Corte Criminal Internacional es una burocracia: tiene un presupuesto que debe justificar de una manera. A falta de valentía, se dedica a perseguir dictadores africanos de poca monta (que no dejan de ser culpables) mientras los criminales de los países poderosos permanecen impunes. “A nuestra manera de ver, el reconocimiento del desastre humanitario y las atrocidades que han sido cometidas en Sudán es algo muy positivo”, decía el Portavoz del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Sean McCormack. Por lo visto, McCormack piensa que en Irak, en donde ha muerto al menos el triple de personas que en Darfur, las balas son de pintura. ¿Hasta cuándo la hipocresía? “Este es un momento histórico. Las víctimas deben saber que las violaciones masivas de los derechos humanos no pasarán sin castigo.” Ésta fue la reacción de la Canciller alemana Angela Merkel al arresto del criminal de guerra Radovan Karadzic. Lo curioso del asunto es que 2 semanas antes dijo haber tenido “un intercambio interesante de puntos de vista” con otro criminal de guerra, George Bush, cuya cifra de víctimas se estima por encima del millón de personas, según algunos reportes. Estas cifras incluyen tanto civiles como militares: Las guerras de Irak y Afganistán son guerras de agresión, crímenes según los Estándares de Nuremberg. No son seres humanos también los iraquíes, los afganos o los palestinos? No debe el mundo exigir responsabilidades por el inmenso desastre que han sido las 2 guerras de agresión de Bush y Blair, y que ya llevan 7 años una y 5 años la otra? Porque nadie pregunta dónde están las Armas de destrucción masiva o dónde está Bin Laden? Acaso vale más la vida de una víctima de un dictador africano o serbio que la de una víctima del Presidente de los Estados Unidos? Es flagrante la hipocresía y la ambivalencia de los tan cacareados organismos internacionales a la hora de impartir “justicia”. A diario el gobierno de Israel despoja a los palestinos de sus hogares, usurpa sus tierras y asesina a mujeres y niños. Salvo B’Tselem y otras organizaciones como Amnistía o Human Rights Watch, nadie parece quejarse. Muchísimo menos el Fiscal Moreno Ocampo. Pero claro, los palestinos son terroristas, los afganos son terroristas, y los iraquíes son terroristas, y como tales pueden ser tratados inhumanamente sin ningún tipo de problema. Las vidas de los miles de civiles capturados en Afganistán e Irak y llevados a Abu Ghraib y Guantánamo para ser torturados no valen un centavo. La infinidad de estudios, artículos, documentales, websites y campañas exponiendo los crímenes de guerra y contra la humanidad de Bush, Rumsfeld, Cheney y compañía son ignorados por completo. Mientras, los líderes de los países poderosos se atreven a “celebrar” que la justicia llegue a Karadzic o Al-Bashir mientras se dan la mano o permiten silenciosamente el apoyo a regímenes sanguinarios mientras favorezcan los intereses de sus gobiernos o corporaciones. Robert Jackson, Fiscal Jefe Norteamericano en los Juicios de Nuremberg dijo: “Una guerra de agresión no es solamente un crimen internacional; es el crimen internacional supremo.” Los juicios de Nuremberg y sus sentencias fueron sujeto de 2 críticas importantes (y bien fundamentadas): estuvieron totalmente impregnadas de “justicia del vencedor” –porque ningún aliado fue juzgado por sus crímenes—y porque los juicios fueron hechos con base en leyes que tuvieron que ser formuladas durante los propios juicios, es decir, no existían antes del conflicto. Estas 2 críticas tienen su fundamento, pero seguramente 60 años después, cualquiera que vaya a juicio de acuerdo a los estándares de Nuremberg debería ser tratado exactamente como se trató a los criminales de guerra nazis. El único “problema” es que, si todos los Presidentes de Estados Unidos desde Harry Truman fueran juzgados de acuerdo a estos estándares, todos terminarían en la horca. No creo que las poblaciones de Japón, Corea, Vietnam, Somalia, Panamá, Afganistán, Irak, Palestina y tantos otros lugares protestarían mucho estas decisiones. Pero, por supuesto, el gran Occidente no comete crímenes de guerra. Los únicos capaces de algo tan atroz son gente incivilizada como Milosevic, Al-Bashir y los dictadores de todos los países en los que Estados Unidos no tenga intereses económicos. Los organismos internacionales encargados de impartir justicia no nos la van a dar. Mientras nosotros como habitantes del planeta no exijamos transparencia, justicia y responsabilidades para con las vidas inocentes que son masacradas por las ansias de poder de unos y de otros, vidas iguales que las nuestras, que las de nuestros padres, hijos y hermanos, mientras no nos concienciemos de que depende de nosotros cambiar este mundo, seguiremos siendo un poquito responsables de toda la situación. Alguna vez escuché a alguien decir que cuando no ejercemos nuestros derechos, éstos nos son arrebatados. Depende de cada uno decidir que tanto aprecia los suyos. |